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Mensaje  Fogony Lun Oct 13, 2008 5:35 pm

Bueno. [para los de mexico]

Pues para estar informados sobre todo lo que pasa hay va este post xD. Es un columnista buenisimo.

Llevo leyendo su columna desde hace 5 años y nunca me la pierdo, hay que estar pendientes de la situacion del pais xD



La hora de las reformas

En medio del huracán financiero de la semana pasada, pasó desapercibido
el anuncio del estudio de competitividad que realiza cada año el Foro
Económico Mundial. Pésima noticia para la economía mexicana: cayó ocho
lugares en el ranking del mundo. Del 52 pasó al 60. México sigue
teniendo una competitividad mediocre. Desde hace más de una década el
país ha estado en medio de la tabla. No sale de ahí y ahora va a la
baja. En el contexto económico actual, es una noticia malísima si se
toma en cuenta que la poca inversión que habrá considera este indicador
que mide la capacidad que tiene la economía nacional de competir con el
extranjero. Estamos en el lugar 60 entre las 134 naciones.

Paliar, ¿pero no liderar?

El presidente Calderón anunció la semana pasada un programa para paliar
los efectos negativos de la crisis económica mundial que viene.
Contempla cinco acciones: 1. Ampliar el gasto público en materia de
infraestructura. 2. Cambiar las reglas en el ejercicio de ese gasto
para agilizar su ejercicio. 3. La construcción de una nueva refinería.
4. Un plan de apoyo a las pequeñas y medianas empresas. 5. Un programa
de desregulación y desgravación arancelaria.

La apuesta del gobierno, que viene operando desde principios de este
año, es una política fiscal anticíclica: gastar en la construcción de
infraestructura para estimular el crecimiento y la generación de
empleos. Mientras tanto, la Comisión de Cambios, integrada por el Banco
de México y la Secretaría de Hacienda, ha vendido aproximadamente 10%
de las reservas internacionales para mantener estable el peso mexicano.
Todas estas medidas son las correctas para atacar la crisis
financiera/especulativa inmediata y la desaceleración económica que
vendrá.

Sin embargo, lo que no está presente en la acción gubernamental son las
reformas estructurales para fortalecer la competitividad económica.
Quizá están ausentes porque el gobierno no tiene los votos en el
Congreso para sacar adelante estas reformas. Mucho menos en vísperas de
un año electoral donde los partidos estarán compitiendo por el poder.
Al parecer, Calderón sólo quiere paliar los efectos negativos de la
crisis pero no liderar el proceso político para mejorar la
competitividad del país.

La crisis como oportunidad

Históricamente, las grandes reformas económicas se han hecho en México
después de episodios de violencia política o de profundas crisis
económicas. Desgraciadamente, los políticos sólo reaccionan cuando el
país está contra la pared. Cuando hay un sentido de urgencia. Pues
bien, lo que viene en la economía mundial, y en México, es un periodo
aciago. Para empezar, habrá una contracción en la inversión de
capitales privados, nacionales y extranjeros. Esto generará una caída
en el empleo que en México se agudizará por el regreso de cientos de
miles de compatriotas que no encuentran trabajo en Estados Unidos. Los
afortunados que tengan empleos, verán menguados sus ahorros e incluso
sus ingresos. En suma, viene un mal periodo económico.

Y este tipo de periodos no benefician inmediatamente a ningún partido.
Se genera un clamor popular por que los políticos se pongan de acuerdo
y resuelvan los problemas de la gente. La gente no está para pleitos
partidistas. Quiere soluciones prontas. Por eso, más allá de aplicarle
vendajes al herido, hay que aprovechar la oportunidad para operarlo de
sus grandes males. La crisis que viene, en este sentido, abre la
oportunidad para que reformas que han sido dilatadas por varios lustros
finalmente sean aprobadas.

¿Qué reformas?

Pues todas aquellas que fortalezcan la competitividad económica. Que
resuelvan los problemas que están frenando nuestra capacidad de
competir con el exterior. Aquí es donde hay que volver al estudio del
Foro Económico Mundial para ver las debilidades competitivas de México.
¿Cuáles saltan a la vista?

En primer lugar están los efectos perniciosos para hacer negocios en
México que tiene la presencia del crimen organizado y la falta de
confianza que existe en la policía. Esto implica necesariamente que se
aprueben ya las iniciativas en materia de seguridad y justicia que
están durmiendo en el Congreso. En segundo lugar está todo el asunto de
la mala educación. Esto implica no sólo apoyar la Alianza por la
Calidad educativa, actualmente amenazada por una minoría de maestros
radicales, sino profundizarla más con incentivos que premien el mérito
pedagógico de profesores y estudiantes. En tercer lugar está la
existencia de monopolios privados y públicos que son ineficientes,
obstaculizan la competencia y elevan los precios de hacer negocios en
México. Para solucionar este problema hay que darle más dientes a la
Comisión Federal de Competencia Económica y aprobar muchas reformas
(energética, de telecomunicaciones, etcétera) que actualmente
fortalecen los monopolios y oligopolios en diversos sectores de la
economía. Finalmente, el estudio del Foro Económico Mundial menciona la
falta de flexibilidad en los mercados laborales que implicaría la
aprobación de una nueva ley en la materia que lleva varios lustros en
la congeladora legislativa.

Cuatro condiciones

La crisis económica que se viene es una oportunidad para realizar
reformas que fortalezcan la competitividad. Para que esto ocurra me
parece que tienen que darse por lo menos cuatro condiciones. Una: el
liderazgo del presidente Calderón dispuesto a dar la lucha más por el
futuro que sobrevivir en el presente. Dos: un gabinete a la altura de
un gran desafío con capacidad de negociación política. Tres: la
voluntad del PRI de apoyar a Calderón como el PAN estuvo dispuesto a
apoyar al presidente Zedillo en los días aciagos de la crisis de
1994-1995. Y cuatro: que Andrés Manuel López Obrador no le eche más
gasolina al fuego en un momento delicado para la economía nacional.

No se ve nada fácil que se den estas condiciones. Pero los políticos
tienen que entender que en tiempos de crisis no se puede jugar
políticamente con la economía.

a


Última edición por Fogony el Miér Oct 15, 2008 6:16 pm, editado 1 vez (Razón : act 15)
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Mensaje  Fogony Miér Oct 15, 2008 6:19 pm

Nacionalización, recesión y depresión


Hasta la semana pasada, la actuación del gobierno estadunidense frente
a la crisis financiera había sido con un sistema de prueba-error.
Intervino para rescatar el banco de inversión Bear Stearns y la firma
aseguradora AIG. Pero dejó que Lehman Brothers quebrara. El presidente
Bush luego propuso un rescate de 700 mil millones de dólares para que
el gobierno comprara la cartera mala de las instituciones financieras.
El problema es que no había manera de valuar esta cartera. A pesar de
que el Congreso aprobó el plan, los mercados se fueron en picada. No
resistieron tanta prueba y tanto error. Al final, a partir del rescate
aprobado, el gobierno estadunidense hará lo mismo que los británicos
hicieron desde un principio, es decir, le inyectará capital a los
bancos de tal suerte que el Estado se convertirá en su accionista
mayoritario. A pesar de que muchos no quieren decirlo en Estados
Unidos, bastión del libre mercado, eso se llama nacionalizar la banca.

De acuerdo con una nota aparecida en The New York Times, el precedente
más inmediato a esta medida fue la Corporación de Reconstrucción
Financiera establecida en los años treinta del siglo pasado: “No sólo
hizo préstamos a bancos con problemas sino que compró acciones en seis
mil bancos a un costo total de mil 300 millones de dólares”, dice
Richard Sylla, economista de la Universidad de Nueva York. “Un esfuerzo
similar estos días, en proporción al tamaño de la economía actual,
implicaría unos 200 mil millones, de acuerdo con Sylla. En aquel
entonces, cuando la economía se estabilizó, el gobierno vendió las
acciones a inversionistas privados o a los propios bancos y terminó
tablas en su inversión”, estima Sylla. El programa fue fundamental para
sacar al país de la Gran Depresión: “La lección de la historia es que
Washington debe moverse rápido en tiempos de crisis económica con una
fuerte intervención gubernamental en los mercados”.

Resulta paradójico que un gobierno republicano sea el que en esta
ocasión esté nacionalizando la banca. Los republicanos, y en especial
el presidente Bush, ciegos creyentes del libre mercado que se
resistieron a regular instrumentos financieros sofisticados como los
derivados y que desataron la crisis actual. Al final, salió más caro el
caldo que las albóndigas. Ahora el gobierno deberá hacer la
intervención más grande en la historia del capitalismo al nacionalizar
la banca.

Los mercados han tomado bien esta decisión. De acuerdo con George
Soros, el prestigiado inversionista internacional quien había predicho
desde hace tiempo una crisis financiera, el nuevo plan de recapitalizar
los bancos “ayudará a reactivar la economía y es probable que produzca
utilidades a los contribuyentes comparables a los de mi fondo de
inversión”. Sin embargo, advierte que el tiempo es un factor de éxito
esencial. Para Soros, la situación actual puede controlarse anunciando
sin demora el conjunto de medidas para capitalizar los bancos y
ejecutarlas con vigor.

Todavía falta un largo trecho para darle la vuelta a esta crisis
financiera que, todo indica, generará una recesión en Estados Unidos.
De acuerdo con las apuestas en Intrade.com, el mejor indicador para
predecir un evento futuro, hay una posibilidad de 80% de que el año que
entra la economía estadunidense tenga por lo menos dos trimestres
consecutivos de crecimiento negativo. Antes de la quiebra de Lehman
Brothers la probabilidad de que hubiera una recesión en 2009 en Estados
Unidos era de 47%. Es interesante mencionar que Intrade.com ya abrió
una apuesta para predecir si habrá una depresión económica en 2009.
“Depresión definida como un declive acumulativo del Producto Interno
Bruto de más de 10% en cuatro trimestres consecutivos”. Este mercado
todavía no tiene mucho volumen pero los pocos apostadores que han
entrado le dan una posibilidad de entre 6% y 15% a que esto ocurra.
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Mensaje  Fogony Jue Oct 16, 2008 4:19 am

Una lección para México

NUEVAYORK.- En vísperas del tercer y último debate presidencial entre Barack
Obama y John McCain, The New York Times publicó su última encuesta que
le da una ventaja de 14 puntos porcentuales en las intenciones de voto
al candidato demócrata (53%) sobre el republicano (39%) entre votantes
probables. Aunque la opinión de la mayoría del electorado sobre los dos
candidatos no ha cambiado en las últimas semanas, los que sí cambiaron
de opinión lo hicieron más a favor de Obama y más desfavorablemente en
contra de McCain. De acuerdo con la encuesta, una de las razones para
el fortalecimiento del afroamericano ha sido la campaña negativa que el
senador de Arizona y su compañera de fórmula, Sarah Palin, han llevado
a cabo en contra del demócrata.

En la medida en que estaba cayendo en las encuestas, era obvio que
McCain recurriera a las campañas negativas en contra de Obama. Como
dice cualquier manual de estrategia electoral, en una situación
similar, no queda de otra. Sin embargo, no todas las campañas negativas
funcionan. Recuerdo lo que me dijo el politólogo estadunidense John
Geer, autor del mejor libro académico sobre campañas negativas (In
Defense of Negativity: Attack Ads in Presidential Campaigns), cuando lo
entrevisté el año pasado. Me comentó que hay ataques sobre el
posicionamiento del candidato en temas relevantes y ataques que son
personales. Los primeros son los que suelen funcionar. Para los
votantes es relevante saber la postura que ha tenido un candidato
presidencial en, por ejemplo, el asunto de la guerra. Sin embargo, poco
les importa si éste tuvo problemas familiares. Para que un ataque
personal funcione, tiene que ser muy escandaloso, como que se compruebe
que el candidato fue un pederasta.

A Obama lo han atacado por sus encuentros con William Ayers, un
activista radical de izquierda quien en los años setenta detonó bombas
en edificios públicos. El candidato demócrata se reunió con él en
varias ocasiones a partir de 1995. A partir de estas reuniones, los
republicanos infieren que Obama tiene tratos con gente con antecedentes
terroristas. Y la insinuación lleva a la conclusión falsa de que el
afroamericano es un terrorista. Lo declaran culpable por asociación.

Se trata de un ataque personal sin mucho sustento que el electorado no
ha comprado. No sólo eso, como lo demuestra la encuesta de The New York
Times, incluso les ha disgustado por la intolerancia que ha
desencadenado. En los últimos días, en los eventos de McCain y Palin,
varios simpatizantes han expresado públicamente el miedo a que llegue
un “árabe-musulmán” a la Casa Blanca e incluso alguien por ahí gritó
que habría que matarlo. Es un asunto muy delicado en un país donde
efectivamente hay grupos racistas que han asesinado a líderes
afroamericanos. Si a esto se le suma el carácter sensato y prudente de
Obama, muy lejano al de un terrorista, pues la gente no cree en esta
campaña negativa e incluso la repudia. En otras palabras, a McCain le
salió el tiro por la culata.

En esta situación hay una lección para México. En la última reforma
electoral, nuestros políticos prohibieron en la Constitución las
campañas negativas. A los votantes nos trataron como infantes que no
estamos capacitados para decidir si una campaña negativa es buena o
mala. Es mejor que nueve consejeros del IFE, nuestros padres
electorales, decidan qué podemos ver el resto de los 77 millones de
votantes. Yo estoy convencido de que el sistema estadunidense es mejor
porque confía en el juicio y la madurez de los electores y le deja la
decisión de hacer una campaña negativa a los candidatos. Puede o no
funcionarles. En este caso, a McCain, en lugar de redituarle, le ha
costado atacar sin sustento a Obama.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 20 oct

Mensaje  Fogony Lun Oct 20, 2008 7:00 pm

¿Presidente Barack Hussein Obama?

NUEVA YORK.- El miércoles pasado, platiqué con Bill Richardson. El gobernador
de Nuevo México, uno de los principales aliados del candidato demócrata
a la presidencia, en diversas ocasiones se refirió a Barack Obama como
presidente, no como el senador de Illinois que es. ¿Así de confiados
están los demócratas que ganarán el 4 de noviembre? ¿Ya debemos
acostumbrarnos a decir presidente Barack Hussein Obama? ¿De verdad los
estadunidenses harán historia eligiendo a un hombre de raza negra como
su mandatario? ¿Este arroz ya se coció?

Miedo, populismo y desmarcarse de Bush

A menos de tres semanas de la elección, la campaña de John McCain ya no
sabe qué hacer para revertir la tendencia a favor de Obama. El problema
es que su estrategia no es consistente. Para empezar, el republicano
trata de infundir miedo con el fin de que los electores no voten por el
demócrata. Critica a Obama porque, según él, va a subir los impuestos.
Se trata de la típica acusación de cartabón que siempre utilizan los
republicanos en contra de los demócratas. En esta ocasión, al parecer,
la crítica no ha pegado porque Obama ha defendido bien su propuesta
impositiva argumentando que, de ganar, sólo le subirá los tributos al
cinco por ciento más rico de la población.

McCain también critica a Obama por querer un gobierno pesado. Incluso
lo compara con los socialistas europeos aunque allá, “estos líderes que
tanto admira mi adversario declaran por adelantado cuáles son sus
objetivos”, afirma el republicano. En el momento actual, cuando el
gobierno de Bush está nacionalizando la banca, el ataque resulta
irrisorio. Y es que el rescate de la administración republicana es la
intervención económica más grande en la historia del capitalismo. ¿Cómo
puede McCain afirmar que Obama quiere un gobierno pesado cuando un
presidente republicano está usando tal cantidad de dinero público para
rescatar a la economía?

Más aún, mientras McCain critica a Obama por querer un gobierno grande,
el republicano promete que utilizará parte de los 700 mil millones de
dólares del rescate financiero para que el gobierno compre las
hipotecas que están en problemas: “Voy a gastar mucho dinero en
traerles un alivio a ustedes”, promete el republicano a los votantes.
Se trata de una propuesta populista inconsistente con el ataque de que
Obama quiere un gobierno pesado.

Pero el principal problema de McCain es que no está pudiendo
desmarcarse de Bush. Después de ocho años de una administración
republicana desastrosa, el electorado no le está otorgando el beneficio
de la duda de que él es el candidato que puede llevar el cambio
anhelado a Washington.

Esperanza, seguro médico y recordar a Bush

Si la estrategia de McCain es la de infundir miedo en la población, la
de Obama es la de darles esperanza. Su discurso, propuestas y sobre
todo su actitud es la de un candidato de una nueva generación que está
listo para liderar el cambio. Su eslogan lo resume todo: “Sí se puede”.

Uno de los aspectos centrales de la estrategia del demócrata es el tema
del seguro médico que ya era importante cuando Bill Clinton ganó la
elección en 1992. No se ha resuelto el problema desde entonces. Por el
contrario, se ha agravado. Hay 40 millones de estadunidenses sin seguro
médico y, los que tienen, han visto incrementar exponencialmente sus
primas. Se trata de un tema que inquieta mucho a los trabajadores. Y
Obama promete resolverlo.

El demócrata no ha estado exento de atacar a su adversario. Pero, a
diferencia de los ataques inconsistentes de McCain, Obama lo ataca con
un tema que ha tenido resonancia: insiste una y mil veces en que elegir
al republicano es tener cuatro años más de Bush. Es cierto que ambos
republicanos son muy diferentes. Pero también es cierto que ambos
pertenecen al mismo partido y tienen muchas coincidencias ideológicas
en temas tan relevantes como la guerra en Irak.

El “efecto Bradley”

Las encuestas demuestran que Obama tiene una ventaja de entre seis y
catorce puntos porcentuales sobre McCain. Sin embargo, existe una duda.
Se trata del “efecto Bradley”, es decir, de un fenómeno de racismo
soterrado. Algunos votantes de raza blanca le dicen al encuestador que
votarán por el candidato negro ya que es políticamente correcto. Pero,
a la hora de votar, lo hacen por el candidato blanco. Esto quiere decir
que las encuestas sobreestiman la ventaja del candidato negro quien, al
final, puede perder los comicios, como efectivamente ocurrió con Tom
Bradley en la elección de gobernador de California en 1992, Douglas
Wilder en la de gobernador de Virginia en 1989 y David Dinkins en la de
alcalde de Nueva York en 1993.

¿Le ocurrirá lo mismo a Obama? De acuerdo con el encuestador de la
cadena ABC, Gary Langer, “más allá de que los encuestados mintieron,
hay muchas razones por las que estas encuestas estuvieron mal”. Además,
desde entonces ha habido muchas encuestas que han indicado
correctamente la victoria de candidatos negros en Estados Unidos: “Tan
sólo en 2006, encuestas de calidad fueron precisas en cinco elecciones
de senadores o gobernadores donde se enfrentaban un candidato blanco
con uno afroamericano”. En todas ellas, “el efecto Bradley no ocurrió”.

No confiarse

Las apuestas, más que las encuestas, suelen predecir mejor los eventos
futuros. Hoy los apostadores le dan 84% de probabilidad a Obama de
ganar la elección. La probabilidad de McCain es de 16 por ciento. A
unos cuantos días de que las campañas terminen, le pregunté a Bill
Richardson si ellos se sentían tan confiados como para empezar a llamar
a Obama presidente. Me contestó que no, que los demócratas van a pelear
hasta el último día como si la elección estuviera muy peleada. Dijo que
no pueden confiarse porque los comicios presidenciales suelen acabar
muy cerrados. Hacen bien los demócratas en pensar así. Mucho puede
ocurrir en los pocos días que quedan de campaña. No confiarse es la
mejor fórmula para que el 4 de noviembre efectivamente comencemos a
escuchar el nombre “Barack Hussein Obama” precedido del título
“presidente”.


Última edición por Fogony el Jue Oct 23, 2008 7:04 pm, editado 1 vez
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 22 oct

Mensaje  Fogony Miér Oct 22, 2008 2:11 pm

Salvar la cara y patear el problema

El 3 de abril advertí en este espacio que se vislumbraba una reforma
petrolera “para que los políticos puedan salvar la cara. Donde los
involucrados minimicen los costos y puedan argumentar que ganaron
algo”. Una reforma promovida por el gobierno panista, corregida por el
PRI y que evite la violencia de la izquierda. En suma, una reforma “que
después de mucho ruido acabe con muy pocas nueces”. Desgraciadamente,
no me equivoqué.

Estos días, el Senado está aprobando en comisiones una reforma que, al
parecer, tendrá el consenso de los partidos. Cuando esto sucede en un
tema donde existen diferencias ideológicas profundas, lo que significa
es que la sustancia de la reforma es mínima. Es muy poco en lo que se
pueden poner de acuerdo todos los partidos. Un mínimo común denominador
que no resolverá el problema de fondo que es la grave caída que tiene
México en su producción petrolera.

Lo que se está aprobando en el Senado no incentivará la inversión
privada en la exploración y explotación de crudo. México permanecerá
con uno de los regímenes jurídicos más cerrados del mundo en esta
materia. Sin inversión privada, la apuesta de los políticos es que el
monopolio público de Pemex podrá financiera, tecnológica y
gerencialmente elevar rápidamente la producción petrolera para
compensar el declive actual. Se trata de una apuesta arriesgada. Igual
funciona, igual no funciona. Y si no funciona, pues México estará en
pocos años importando petróleo.

Los políticos se han decidido por un modelo que no incentiva la
participación de capitales privados en el negocio. Hasta, quizá, el día
en que el país tenga que importar su primer barril de crudo. Allí sí, a
lo mejor, los políticos se convencen de la necesidad de Pemex de
asociarse con el capital privado para beneficio de la sociedad. Me
imagino perfectamente el escenario. Ante el desastre de no haber podido
compensar la caída en la producción petrolera, el desplome en las
exportaciones y, por tanto, de los ingresos públicos, más la necesidad
de ahora importar petróleo seguramente caro, el gobierno mexicano
corre, con el sombrero en la mano, a rogarle a los capitales privados,
nacionales y extranjeros, para que le entren al negocio.

No se trata de un escenario hipotético. Ya sucedió con los bancos.
Cuando se privatizaron en el sexenio de Salinas, en un arranque
nacionalista de los que tanto gustan a los priistas y que en realidad
esconden negocios ocultos de los políticos, el gobierno decidió limitar
la participación de instituciones financieras extranjeras. De esta
forma, muchos bancos quedaron en manos de pillos, eso sí, bien
mexicanos. Cuando los bancos quebraron en 1995, el gobierno, sombrero
en mano, tuvo que rogarles a los extranjeros, en condiciones
humillantes, que vinieran a invertir en este sector.

Así sucede en México. Los problemas se arreglan hasta que explotan. No
hay manera de resolverlos con una visión de mediano plazo. Ningún
político quiere tomar riesgos de más. Prefieren salvar la cara y patear
el problema al futuro. Que el gobierno panista diga, ya ven, sí se
pudo. Que el PRI se cuelgue la medalla de un partido responsable que
apoyó al gobierno pero evitó la privatización. Que el PRD presuma que,
gracias a su oposición férrea, se impidió la entrega de la industria
petrolera a los siniestros intereses del capital privado. Todos felices
y contentos. Todos jactándose del gran avance aunque no se haya
resuelto el problema de fondo. No importa. Políticamente es mejor
patearlo al futuro. Que le explote a los próximos Presidente y Congreso.

Estos días los partidos presumirán del consenso adquirido y la reforma
que aprobaron. Luego procederán a competir por el poder en las próximas
elecciones de 2009. ¿Para qué? Muy sencillo: para seguir pateando al
futuro las soluciones de fondo que este país necesita.


Última edición por Fogony el Jue Oct 23, 2008 7:04 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Fogony Jue Oct 23, 2008 7:03 pm

Cinco apuntes de la reforma de Pemex


1. Lo que comenzó como una propuesta de reforma energética luego se
degradó a reforma petrolera para terminar en reforma de Pemex. La
apuesta de la clase política nacional es que el monopolio público
tendrá las capacidades para resolver el problema de la caída en la
producción de crudo. En este sentido, tal como lo proponía la
izquierda, se trata de una reforma estatista.

2. Lo que aprobará el Congreso no incluye los contratos de riesgo que
son el mecanismo más utilizado en el mundo para proyectos complejos de
exploración y explotación de petróleo. Tampoco se autorizarán los
contratos incentivados que proponía el Ejecutivo. De acuerdo con Pemex,
la propuesta contempla “esquemas más flexibles de contratación que
permitirán contar con incentivos al desempeño. Ello se traducirá en
obtener mejores resultados y acelerar sus trabajos en las zonas donde
se encuentra el potencial de hidrocarburos más importantes del país”.
Además, “se autoriza a Pemex un nuevo esquema fiscal que permitirá
desarrollar proyectos en yacimientos más complejos”. A estas alturas,
no queda claro en qué consisten estos esquemas. Habrá que estudiar los
detalles con detenimiento. La pregunta es si atraerán a empresas
privadas para que éstas participen financiera, tecnológica y
gerencialmente en proyectos complejos de exploración y explotación de
crudo. En este sentido, la reforma será un éxito si Pemex logra, a
través de estos esquemas, atraer a las empresas privadas y compensar
rápidamente la caída en la producción petrolera. La reforma será un
fracaso en la medida en que Pemex no atraiga a estas empresas y
continúe el declive en la extracción de crudo.

3. Si la reforma funciona, la oposición (léase el PRI y el PRD) se
colgará la medalla al haber demostrando que Calderón estaba equivocado
cuando proponía contratos incentivados que le abrían la puerta al
capital privado en la exploración y explotación de petróleo. Si la
reforma fracasa, la misma oposición se lavará las manos echándole la
culpa al gobierno por no haber implementado bien la reforma. Aducirán
que los altos funcionarios de Pemex y la Secretaría de Energía, quienes
no estaban de acuerdo con lo aprobado por el Congreso, sabotearon los
cambios para abrirle el paso a “los siniestros intereses del capital
privado”. En cualquiera de los dos escenarios, el gobierno panista
queda mal.

4. Al parecer, el Ejecutivo apoyó una reforma que tiene más sabor al
PRI y al PRD para evitar un conflicto político. En la grave situación
económica actual, el gobierno no tenía apetito de enfrentar las
movilizaciones que prometía López Obrador. La apuesta fue a la
estabilidad política. Quizás haya sido responsable pero, en el camino,
el gobierno reivindicó la estrategia ambigua de López Obrador con
respecto a las instituciones. Si la reforma final se ve como un triunfo
de la izquierda, en particular de AMLO, el gobierno panista incentiva
que en el futuro haya más tomas de tribunas, bloqueos al Congreso,
movilizaciones y amenazas de paralizar al país.

5. Si el gobierno estaba preocupado por mantener la paz en la República
en estos momentos de crisis económica, quizá la mejor opción hubiera
sido la de retirar su propuesta de reforma y mantener el statu quo y
dejar esta pelea para un mejor día. El Ejecutivo, en cambio, aceptó una
reforma que dejó muy poco de lo que Calderón originalmente proponía.
Esto evidencia que el gobierno está más en el negocio de sobrevivir en
el presente que de pelear por el futuro. Por ello, no me queda claro
qué quiere decir el Presidente cuando afirma que “México tiene rumbo
claro. Sabemos a dónde queremos ir y qué debemos de hacer para llegar a
donde queremos ir”. Quizá Calderón lo tenga claro pero, como se
comprobó con la reforma de Pemex, no tiene ni el poder ni el estómago
para llevar al país hacia ese destino.

.
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Mensaje  Fogony Vie Oct 24, 2008 6:28 pm

Confusión


La estrategia comunicativa del gobierno a propósito de la reforma de
Pemex genera confusión. De acuerdo con las ocho columnas de ayer de
Excélsior, Pemex asegura que “pasó 80% del plan de Calderón”. Recibí el
mismo documento al que hace referencia este periódico. Se trata de un
cuadro que compara lo aprobado por el Senado contra lo que proponía el
Ejecutivo. Según Pemex, hay una gran coincidencia en la mayoría de los
temas. Sólo admite que en los temas de “capacidad de refinación” y en
el de “transporte, almacenamiento y distribución de petrolíferos y
petroquímicos” se rechazó la propuesta del gobierno para que el sector
privado pudiera participar en estas actividades.

Ahora bien, el principal problema de la industria petrolera es la caída
en la producción de crudo. Para resolverlo, el gobierno de Calderón
proponía los famosos “contratos incentivados”. Según Pemex, en este
tema prevaleció “la propuesta del Ejecutivo, con algunas
modificaciones, sin que se pierda la intención original”. Al parecer,
al gobierno le satisface que le hayan rasurado los contratos que
proponía. Habrá que ver cómo quedan finalmente. El demonio estará en
los detalles. Mientras tanto, hay más dudas que respuestas. ¿Cómo
estarán estructurados los contratos? ¿Efectivamente atraerán a la
iniciativa privada? ¿Serán suficientes para que México encuentre y
explote crudo de tal suerte que se compense rápidamente la caída en la
producción actual?

Es evidente que el gobierno ha decidido darle un spin comunicativo
favorable a la reforma aprobada. Si pasaron muchas de las iniciativas
de Calderón, pues entonces hay que celebrar. No importa que le hayan
propinado derrotas importantes en materia de refinación, transporte,
almacenamiento y distribución. Mucho menos que los esquemas de
contratación para la exploración y explotación de crudo hayan sido
modificados. Si de por sí los contratos incentivados que proponía
Calderón generaban dudas, ahora hay más confusión sobre su eficacia.

Es cierto que varios aspectos que proponía el Ejecutivo prevalecieron
en la reforma. Pero también es cierto que la oposición (PRI y PRD)
modificaron partes sustanciales. Quizá lo más importante fue la
posibilidad de que la iniciativa privada participara en varias cadenas
del negocio petrolero. Pemex minimiza este aspecto. Quiere hacer
parecer la derrota como una victoria. Si esto fuera cierto, si las
propuestas sustanciales del Ejecutivo hubieran prevalecido en la
reforma, toda la izquierda, con su postura estatista, estaría en las
calles protestando. Pero sólo un reducido grupo, liderado por López
Obrador, se movilizó. Y la gran mayoría de los senadores del Frente
Amplio Progresista (FAP) votaron a favor de la reforma en el Senado.

Esta postura también genera confusión. ¿Por qué unos apoyan y otros
condenan? Caben varias hipótesis. Primero, que esta contradicción es
una extensión del conflicto entre las dos facciones dominantes del PRD:
la de los moderados (Los Chuchos) y la de los radicales (los
lopezobradoristas). La segunda hipótesis es que todo esto es un
esfuerzo concertado del FAP para maximizar su poder de tal suerte que
la presión en las calles les da más fichas para negociar en el
Congreso. Tercera hipótesis: que el movimiento en las calles se le
salió de las manos a López Obrador quien no supo cómo desmovilizar a
sus huestes. Finalmente, la cuarta hipótesis es que AMLO, a pesar de
que ganó la batalla legislativa, no quiere la desmovilización porque
perdería presencia política.

Vaya confusión. El gobierno, que salió trasquilado, presume de que la
reforma es positiva. AMLO, que impuso su visión estatista en la
reforma, se moviliza en contra de ella. De verdad que hay veces que es
difícil entender la política en México.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 28 oct

Mensaje  Fogony Mar Oct 28, 2008 6:39 pm

AMLO otra vez sube las apuestas


No entiendo por qué muchos se sorprenden con la decisión de López
Obrador de continuar con la protesta en contra de la reforma petrolera,
a pesar de la victoria legislativa que consiguió el Frente Amplio
Progresista al imponer un espíritu estatista en dicha reforma. No lo
entiendo porque si hay un personaje predecible en la política mexicana
es AMLO. Como lo he dicho varias veces, el tabasqueño me recuerda a los
jugadores muy agresivos de póker que siempre están subiendo las
apuestas. No importa las barajas que tengan. No importa si van ganando
o perdiendo. Redoblan las apuestas para generar temor. Y, con esta
estrategia, a veces ganan y a veces pierden.

AMLO ganó, y fuerte, con el desafuero en 2005. Cuando el presidente
Fox, el PAN y el PRI trataron de sacarlo de la competencia
presidencial, el tabasqueño subió duro las apuestas. Movilizó a cientos
de miles de ciudadanos. Amenazó con formar un movimiento social que el
gobierno foxista no podría controlar. El Presidente no aguantó la
presión, reculó y acabó dándole una gran victoria a López Obrador. La
jugada agresiva de subir mucho las apuestas le funcionó.

Pero el tabasqueño también ha tenido derrotas con esta estrategia. Ante
el descalabro que sufrió en las elecciones de 2006, fiel a su estilo,
subió las apuestas montando un largo conflicto poselectoral. Trató de
reventar la elección imponiendo, en las calles, demandas sin sustento
jurídico al IFE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación. Sin embargo, las autoridades electorales se mantuvieron
firmes y AMLO, a pesar de subir las apuestas, no ganó: Calderón fue
proclamado Presidente.

Tampoco logró su objetivo al subirle la apuesta a Calderón al prometer
que no podría tomar posesión como Presidente. El panista no se
amedrentó e hizo todo lo posible por llegar a la tribuna de la Cámara
de Diputados junto con el presidente saliente a recibir la banda
presidencial y tomar protesta. En este caso, Calderón agarró faroleando
a López Obrador y le ganó la partida.

Pero, en el caso de la reciente reforma de Pemex, Calderón sí se dobló
frente a AMLO cuando éste subió la apuesta prometiendo que incendiaría
al país en caso de que el Presidente, junto con el PRI, aprobaran una
reforma que abriera los negocios petroleros al capital privado. Ante la
amenaza, el Ejecutivo reculó y le dio una victoria a López Obrador.

¿Y qué hizo AMLO? En lugar de celebrar, fiel a su estilo agresivo,
volvió a redoblar las apuestas para llevarse una victoria mayor. Dice
que lo único que quiere es incluir en la reforma una cláusula: “No se
suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el
otorgamiento de bloques o áreas exclusivas”. Parece poco para una
reforma que, de acuerdo con sus propios expertos, evita la
participación privada en el sector petrolero. Pero si los legisladores
acceden, AMLO se anotará un triunfo más y luego buscará más y más y más
porque, cuando uno gana con una estrategia, tiene incentivos para
seguirla utilizando.

Eventualmente el tema de la reforma a Pemex se agotará y AMLO buscará
otros donde subirle las apuestas al gobierno calderonista. Es claro
hacia dónde apunta. Se trata de la economía. México se apresta para
sufrir las consecuencias negativas de la recesión en Estados Unidos y
esto implicará un enfado natural de la población. Y ahí estará el
tabasqueño tratando de capitalizar el enojo social y prometiendo las
soluciones populistas que la gente, en horas de desasosiego, quiere
escuchar. Ya las adelantó el domingo: evitar despidos de trabajadores;
congelar los precios de alimentos, impuestos y servicios; reducir el
precio de las gasolinas y el diesel; exigir que el Estado frene la
caída de los ahorros en los fondos de las pensiones; aumentar el
presupuesto destinado al campo. Este es el nuevo desafío que prepara en
contra de Calderón. ¿Cómo reaccionará el Presidente?
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 29 oct

Mensaje  Fogony Miér Oct 29, 2008 1:21 pm

Un gobierno fuerte


En seis días finalmente se llevarán a cabo las elecciones federales en
Estados Unidos. Y, a menos que ocurra algo extraordinario, todo indica
que Barack Obama ganará los comicios presidenciales. Así lo demuestran
las encuestas. De acuerdo con el sitio pollster.com, el candidato
demócrata tendría 51% de las intenciones de voto nacionales mientras
que John McCain contaría con 44 por ciento. De las 109 encuestas que se
han publicado desde el 25 de septiembre hasta ayer, todas han puesto
arriba en las preferencias a Obama.

Hay que recordar que la elección presidencial en Estados Unidos es
indirecta. Los candidatos tienen que ganar estados que se traducen en
delegados que votan en un Colegio Electoral. Para asegurar la
presidencia, un candidato necesita 270 delegados de un total de 538.
Con base en encuestas estatales, pollster.com hace una proyección de
cuántos delegados tendría cada aspirante actualmente. Los números le
favorecen a Obama quien contaría con 311 mientras que McCain tendría
142. Todavía habría en juego 85 delegados de estados indecisos como
Florida, Georgia, Carolina del Norte, Indiana, Missouri, Dakota del
Norte y Montana. Asumiendo que todos estos estados se inclinaran por
McCain, pues no le alcanzaría para ganarle a Obama. Finalmente, en el
sitio de Intrade.com, las apuestas, que son el mejor indicador para
predecir un evento futuro, le están dando una probabilidad de ganar a
Obama de 88% y a McCain de 12 por ciento.

En la medida en que la elección presidencial parece que se la llevarán
los demócratas, la atención se ha centrado en los otros comicios que se
llevarán a cabo ese mismo día. El 4 de noviembre se renovarán por
completo los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de las 100
curules del Senado. De acuerdo con Intrade.com, los demócratas tienen
una probabilidad de 98% de tener mayoría en ambas cámaras. De cumplirse
estos pronósticos, un presidente demócrata tendría los votos
suficientes en el Congreso para sacar adelante su agenda legislativa.
Se trataría de un gobierno fuerte, unificado, con gran capacidad de
enfrentar la recesión económica que ya se vislumbra.

Sólo quedaría una duda: si los demócratas van a llegar a 60 de los 100
senadores para no tener que enfrentar la institución del filibuster. Se
trata de una maniobra obstruccionista que permiten las reglas del
Senado. Una minoría de senadores puede extender indefinidamente el
debate de una iniciativa legislativa de tal suerte que no se puede
proceder a votarla. El término en inglés viene de la palabra española
filibustero porque, como los piratas, pueden “secuestrar” el debate
parlamentario. Se necesitan 60 senadores para terminar en definitiva
con este debate. De conseguirlos, los demócratas evitarán que los
republicanos obstruyan la agenda legislativa del Presidente y de la
mayoría demócrata. De lo contrario, la minoría republicana podrá contar
con cierto poder en el proceso de toma de decisión gubernamental
utilizando el filibuster en el Senado.

De acuerdo con las apuestas en Intrade.com, los demócratas sólo tienen
una probabilidad de 11% de conseguir más de 60 senadores. Sin embargo,
la probabilidad de que tengan entre 56 y 60 es de 75 por ciento. Un
cabildero profesional de Washington me comentó que si los demócratas
consiguen 56 senadores no tendrán problemas en conseguir cuatro más
para evitar el filibuster.

En suma, a seis días de la elección, todo indica que los demócratas se
llevarán carro completo, como solía decirse en las épocas priistas en
México. De esta forma, los estadunidenses tendrán un gobierno fuerte,
situación muy diferente a la que tenemos en nuestro país donde hay un
gobierno débil con perspectivas de una mayor debilidad en el futuro.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 30 oct

Mensaje  Fogony Jue Oct 30, 2008 6:14 am

Un año económico espantoso


Como todo el mundo, el principal problema que enfrenta México es
económico. ¿Qué nos depara el futuro? ¿Cuánto va a caer la economía
mexicana? En medio de un huracán, es imposible hacer predicciones del
tamaño de la destrucción que el ciclón dejará. No se sabe cuántos
muertos y heridos habrá. Lo mismo sucede en el actual contexto
económico: en medio del huracán de la crisis financiera global es
infructífero predecir las consecuencias que tendrá en la economía real.
Lo único que queda absolutamente claro es que 2009 será un año
económico espantoso.

¿Cuán espantoso? Imposible saberlo. Para México, mucho dependerá de lo
que suceda en Estados Unidos. Como revela un estudio del Fondo
Monetario Internacional, nuestro país es el latinoamericano más
sensible a lo que ocurra en la economía estadunidense. Mientras que en
Brasil la contribución a la caída del Producto Interno Bruto (PIB) por
efecto de una crisis en Estados Unidos sería únicamente de 2%, en
México sería de 24 por ciento. Es lógico: México es el país
latinoamericano más integrado económicamente a Estados Unidos, y esto
aplica en las buenas y en las malas.

La pregunta, entonces, es ¿qué tan mal le va a ir al vecino del norte?
A estas alturas, nadie duda de que haya una recesión en su economía. La
recesión se define como dos trimestres consecutivos de crecimiento
económico negativo. Esto implica que la economía no sólo deja de crecer
sino se achica. Los mercados accionarios, que son instrumentos que se
adelantan al futuro, ya descontaron que habrá una recesión en Estados
Unidos. Lo mismo los apostadores quienes, en el sitio de Intrade.com,
le dan una probabilidad de 87% a que haya un fenómeno de este tipo en
2009.

La pregunta es ¿qué tan profunda y prolongada será la recesión? ¿Cuánto
decrecerá el PIB estadunidense y por cuánto tiempo? Si la economía cae
abruptamente y por mucho tiempo, en lugar de recesión estaríamos frente
a una depresión, situación que no se ha dado en ese país desde los años
30 del siglo pasado cuando el PIB, en cuatro años, cayó 46%, el
desempleo alcanzó 25% y, aquellos afortunados que tenían trabajo,
vieron reducir sus salarios 42 por ciento. A consecuencia de la Gran
Depresión, el comercio internacional cayó 65 por ciento.

Hay voces pesimistas que creen que Estados Unidos sí llegará a una
depresión. Intrade.com ya abrió una apuesta donde la gente puede
apostar si este país tendrá cuatro trimestres consecutivos de
crecimiento negativo de tal suerte que el PIB cae más de 10 por ciento.
Actualmente hay muy pocos apostadores dispuestos a apostar sobre este
escenario. Los pocos que lo han hecho le dan una probabilidad de 5% a
que esto ocurra.

En cualquiera de los dos escenarios, ya sea de recesión o depresión, a
la economía de México le va a ir mal. De hecho, ya comienzan a verse
las consecuencias. Tan sólo un ejemplo: la semana pasada la automotriz
Chrysler anunció que despedirá a 25% de su personal laboral y que
cerrará fábricas. Manuel Duarte, gerente de Comunicación en México,
dijo que “aún no se sabe el número exacto de los despidos que tendrán
lugar en nuestro país, pero serán proporcionales al tamaño de la
compañía. En México, Chrysler emplea a seis mil personas”. Pésima
noticia.

Mientras tanto, el gobierno mexicano sigue vendiendo la idea de que el
país está listo para capotear el huracán económico estadunidense. El
martes, por ejemplo, el secretario de Economía aseguró que el gobierno
“está preparado” para recibir a los cientos de miles, quizá millones,
de mexicanos que regresarán de Estados Unidos por la recesión:
“Esperemos que la economía funcione como lo estamos previendo”.
Esperemos…
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Mensaje  Fogony Vie Oct 31, 2008 7:19 am

Regulaciones y sentencias absurdas


Juegos de poder

Regulaciones electorales absurdas llevan a sentencias aún más absurdas
como la emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF) el miércoles pasado. La máxima instancia electoral
le ordenó al IFE sancionar al PAN, al PRI y al PVEM “por los spots que
el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) difundió en radio y
televisión, criticando la propuesta de política económica de la
entonces coalición ‘Por el Bien de Todos’ durante los comicios del
2006”.

¿Por qué sancionar a estos partidos por un spot difundido por una
organización empresarial? De acuerdo con el TEPJF “las leyes
electorales establecen la figura de garante de los partidos para que
vigilen y garanticen que la conducta de sus militantes se ajuste a los
principios del Estado democrático, inclusive las de terceros cuando
dichas actividades inciden en el cumplimiento de las funciones
partidistas y en la consecución de sus fines”. El TEPJF considera que
PAN, PRI y PVEM tuvieron una “conducta pasiva” frente a los spots y,
por tanto, “incumplieron con su condición de garantes, lo cual denota
la falta de cuidado, control y previsión, incurriendo por tal motivo en
responsabilidad”. Debieron “aplicar medidas para lograr la suspensión
de los spots y con esto evitar que se consumara o continuara el
ilícito, lo cual no hicieron”.

No tengo duda de que los spots del CCE estuvieron diseñados para
criticar la plataforma económica de AMLO, aunque no lo hacían de manera
explícita. Tampoco tengo duda de que este tipo de spots estaban
prohibidos por el Cofipe. Pero esta prohibición siempre me pareció
absurda, inconstitucional y letra muerta. Absurda por silenciar a la
sociedad civil en las campañas políticas cuando todos, no sólo los
partidos, tienen derecho a expresar sus puntos de vista en la lucha por
el poder. Inconstitucional por atentar en contra de la libertad de
expresión consagrada en la Constitución. Los empresarios tenían todo el
derecho de expresar sus ideas y los electores de escucharlos. En 2006,
el CCE pudo haberse amparado en contra de una prohibición en una ley
secundaria que violaba un derecho constitucional. Ojalá lo hubiera
hecho a la par de trasmitir sus spots. Quizá no lo hicieron porque, en
la práctica, la prohibición era letra muerta ya que el Cofipe no
contemplaba sanción alguna.

Ahora resulta ridículo que los castigados por esta acción del CCE sean
el PAN, el PRI y el PVEM. Supongo que, en el caso del PAN, el TEPJF
infiere que los spots empresariales beneficiaron al ganador. Pero ¿por
qué castigar al PRI y al PVEM? Si no mal recuerdo estos partidos eran
oposición en 2006 y tenían una plataforma alternativa de política
económica a la que estaba implementando el gobierno de Fox. ¿Acaso los
spots del CCE también los beneficiaron? No lo creo porque fueron
derrotados. ¿Cómo es que los spots ayudaron a un perdedor? No hay, por
supuesto, evidencia empírica que compruebe este absurdo. Como tampoco
existe evidencia para demostrar que los spots favorecieron al ganador.

Más aún, el TEPJF no sancionó a otros dos partidos que compitieron en
contra de AMLO. Me refiero a Alternativa y Nueva Alianza. El TEPJF
castiga a los partidos que lanzaron a Calderón y a Madrazo, pero no a
Patricia Mercado y a Roberto Campa. ¿Acaso se trata de un problema de
tamaño? ¿Sólo los grandes se beneficiaron de los spots del CCE pero no
los chicos? Es, a todas luces, ridículo.

En la última reforma electoral, la prohibición a que individuos y
grupos sociales trasmitan spots políticos fue elevada a la
Constitución. Con ello los partidos tratan de evitar que una
disposición que contraviene el inalienable derecho a la libertad de
expresión sea declarada inconstitucional. Muchos mexicanos pensamos
que, con todo y que ahora aparece en un artículo constitucional, esta
prohibición sigue siendo inconstitucional. La batalla legal está lejos
de resolverse. Por lo pronto, el miércoles observamos cómo una
regulación absurda termina con sentencias aún más absurdas.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 3 nov

Mensaje  Fogony Lun Nov 03, 2008 6:39 pm

¿Por qué Obama?


WASHINGTON, DC.- El otro día alguien me preguntó: “Si la elección
presidencial en Estados Unidos estuviera empatada y tuvieras el último
voto definitivo, ¿por quién votarías?” Sin titubear mucho, le contesté:
Barack Obama. Y le expliqué por qué.

McCain y Clinton

Antes de hablar de Obama, es importante mencionar que creo que su
adversario es un buen candidato. Fue el mejor que pudieron escoger los
republicanos porque John McCain es uno de los políticos más alejados de
George W. Bush en un momento donde lo que más les cuesta electoralmente
a los republicanos es el desastre del actual presidente. Además McCain,
en comparación con varios de sus correligionarios, es un político
moderado siempre dispuesto a negociar con la oposición. Finalmente, es
un hombre íntegro, con mucha experiencia y con una historia personal
dramática al haber estado preso cinco años y torturado por las fuerzas
del Vietcong. En las elecciones primarias también dije, y lo sigo
sosteniendo, que Hillary Clinton era una muy buena candidata. Pero,
como es el caso con McCain, creo que Obama ha resultado ser un mejor
candidato.

Como mexicano, para mí lo más importante es que haya un presidente
estadunidense que beneficie a México. Más allá de la compleja agenda
bilateral de los dos países, lo que más le conviene al nuestro es que
le vaya bien al vecino del norte y, para que esto ocurra, tiene que
haber un buen presidente que arregle el desastre que dejará Bush. Por
varias razones, la mejor opción es Obama.

Inteligencia y arrojo

Para recomponer a Estados Unidos, se va a necesitar un hombre con mucha
inteligencia. Obama la tiene. Su exitosa carrera académica así lo
demuestra. Hizo su licenciatura en Columbia, una de las mejores
universidades estadunidenses, y su posgrado en leyes en Harvard. Allí
fue director del Harvard Law Review, la prestigiosa revista jurídica
cuyos directores son los mejores estudiantes. Luego fue profesor de
otra casa de estudios de excelencia mundial: la Universidad de Chicago.
Un currículum de este tipo requiere de una cabeza privilegiada, la cual
ha evidenciado Obama durante los múltiples debates que ha tenido en su
largo camino hacia la Casa Blanca.

Gracias a su arrojo, la carrera política del demócrata ha sido
meteórica. Obama no se ha ceñido a los estándares de la política
estadunidense que exigen mucha paciencia. Cuando el año pasado decidió
lanzarse a la presidencia, muchos lo tildaron de loco: no tendría
posibilidad alguna de ganarle a Clinton, la poderosa senadora de Nueva
York, la ex primera dama, la que tenía el apoyo de los operadores del
Partido Demócrata. Obama no se amilanó y, contra todo pronóstico, le
ganó a la candidata favorita. Este arrojo también será necesario para
gobernar un país que tiene múltiples problemas.

Juventud, agenda y gobierno fuerte

Para los estándares de la política presidencial estadunidense, Obama es
un candidato joven. Tiene 47 años. Viene de una generación muy
diferente de la de McCain quien podría ser su padre (tiene 72 años). En
este sentido, entiende más el fenómeno de la globalización y de cómo el
mundo ha cambiado. Un detalle así lo revela. Mientras que Obama se
comunica con una Blackberry, McCain no sabe cómo utilizar internet (así
lo ha confesado). En la coyuntura actual, creo que es mejor tener un
presidente de una generación que, por formación, es más abierta y
cosmopolita.

También me gusta la agenda gubernamental de Obama. En particular cuatro
puntos. Primero, está dispuesto a decirle a los estadunidenses una
verdad incómoda: que para pagar la abultada cuenta fiscal de un
gobierno desbocado habrá que subirle los impuestos a los más ricos.
Segundo, que ha llegado la hora de que Estados Unidos resuelva el tema
de un sistema de salud cada día más caro y de peor calidad. Tercero,
que va a sacar a Estados Unidos de Irak. Finalmente, que quiere
recuperar el prestigio mundial que su país ha perdido en estos años
desastrosos de Bush.

Un último punto de por qué creo que Obama sería un mejor presidente.
Todo indica que los demócratas van a ganar la mayoría en ambas cámaras
del Congreso. Si Obama también vence, esto significaría que habría un
gobierno unificado en Washington. Un gobierno con capacidad de sacar
adelante una ambiciosa agenda gubernamental. Los tiempos económicos
demandan eso: un gobierno fuerte que mande las señales adecuadas para
reactivar una economía que está en recesión.

Lo preocupante

No sería justo terminar con esta respuesta sin decir qué me preocupa de
Obama. En primer lugar está su falta de experiencia producto de una
carrera política meteórica. El demócrata nunca ha tenido un puesto
ejecutivo. Su breve carrera ha sido como activista y legislador. Para
subsanar esta debilidad, de ganar, Obama tendrá que nombrar un gabinete
de alto perfil con personajes de gran experiencia. Por los nombres que
maneja aquí la prensa, todo indica que así será: que Obama se
acompañará de profesionales de mucho peso.

Lo que más me preocupa de Obama es, sin embargo, su retórica
proteccionista. Ha dicho que, de ganar, revisaría el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte. En este propósito lo acompañan muchos
demócratas que tienen importantes lazos con los sindicatos cuyos
intereses son, por definición, proteccionistas. Esta no es una buena
noticia para México que, por ser el país chico de esta alianza
comercial, sería el país que más podría perder en un proceso de
renegociación.

La historia

Nótese que en mi respuesta no he mencionado la raza de Obama. Así lo he
hecho a propósito porque creo que en este momento lo más importante
para Estados Unidos es elegir al candidato que pueda asegurar un mejor
gobierno más que el que pueda hacer historia. Y creo que la mejor
opción en este sentido es la de Obama quien, de ganar, también
implicaría un gran acto histórico por todo lo que significa que un
hombre de raza negra finalmente llegue a una Casa que siempre ha sido
Blanca.
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Mensaje  Fogony Miér Nov 05, 2008 1:12 pm

¿Triunfo histórico?


WASHINGTON, DC.- Escribo estas líneas sin saber quién ganó la elección
presidencial en Estados Unidos. Todo indica, sin embargo, que será
Barack Obama. Eso piensan los apostadores que en este momento le están
dando una probabilidad de ganar de 92 por ciento. De confirmarse esta
predicción, será un triunfo de dimensiones históricas. Por primera vez
desde 1789, un hombre de raza negra será el presidente de Estados
Unidos. Hay que hacer un poco de memoria para recordar lo que han
sufrido los afroamericanos en este país y entender así lo histórico de
la victoria de Obama.

Los africanos llegaron a esta región norteamericana como esclavos.
Cuando las 13 colonias se independizaron en 1776, un quinto de la
población estaba esclavizada. El historiador Gordon S. Woods dice que
“esta institución involucraba a todos, norteños al igual que sureños.
Cuatro de los primeros cinco presidentes fueron dueños de esclavos
incluidos Washington y Jefferson. Los nuevos Estados Unidos no sólo
eran una república sino una república esclavista”.

Aunque desde la creación de este país había voces a favor de liberar a
los afroamericanos y prohibir la esclavitud, el tema fue evitado por
los padres fundadores. Sabían que era un asunto divisivo que impediría
la unión de los 13 estados en una sola república. Como suele suceder en
la política, el problema se pateó al futuro. Y a Estados Unidos
siguieron llegando africanos como esclavos.

El asunto explotó en 1861 cuando Abraham Lincoln tomó posesión como
presidente con una plataforma abolicionista. Los estados sureños, que
defendían su derecho a poseer esclavos, se separaron de la Unión
Americana. Comenzó así la Guerra de Secesión entre los estados
abolicionistas del norte y los esclavistas del sur. El conflicto
duraría hasta 1865 y dejó más de un millón de muertos equivalentes a 3%
de la población. Al final, el Norte se impuso al Sur. La esclavitud fue
abolida y los esclavos emancipados.

Sin embargo, el racismo contra los negros continuó en varios estados de
la Unión Americana bajo el esquema de la segregación racial. La
doctrina era la de “iguales pero separados”. Los negros, por ejemplo,
no podían ir a las mismas escuelas que los blancos hasta que en 1954 la
Suprema Corte de Justicia, en Brown v. Board of Education, declaró
injustificada e inapropiada toda forma de segregación racial
patrocinada por el Estado.

En 1955, el brutal asesinato de un adolescente negro, Emmett Till, y el
valiente acto de Rosa Parks, una afroamericana que fue arrestada por
haber rehusado levantarse de su asiento en un camión público para
dárselo a un pasajero blanco, desencadenaron el Movimiento por los
Derechos Civiles que duraría tres lustros. El objetivo fue abolir la
discriminación racial y restaurar el derecho a votar de los negros en
los estados sureños. El líder más visible del movimiento fue el
reverendo Martin Luther King.

Barack Obama ya había nacido cuando los afroamericanos luchaban por sus
derechos civiles. Tenía siete años el día que asesinaron a King.
Cuarenta años después, hoy martes 4 de noviembre, todo indica que los
estadunidenses elegirán al candidato de raza negra como su próximo
presidente para demostrar así que los países, como los hombres, sí
pueden superar los peores fantasmas de su historia.

A menos, por supuesto, que en la noche nos enteremos de que “se hizo la
chica”, es decir que John McCain, quien de acuerdo con los apostadores
tiene hoy martes una probabilidad de 8% de ganar, efectivamente ganó. Y
entonces tendremos que señalar que no se pudo. Que, contra lo que
decían las encuestas, a muchos estadunidenses blancos les tembló la
mano a la hora de votar por un candidato de raza negra. Que en este
país prevalecen prejuicios estúpidos sobre el color de la piel. Por
eso, sin saber el resultado final de la elección presidencial, no me
atrevo a quitarle los signos de interrogación al título de este
artículo.
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Mensaje  Fogony Jue Nov 06, 2008 12:08 pm

La fiesta frente a la Casa Blanca



WASHINGTON, DC.- “En este momento estamos proyectando que Barack Obama
será el próximo presidente de los Estados Unidos de América”. Así
anunciaron las cadenas televisivas la noticia histórica. En ese
momento, los coches comenzaron a tocar sus cláxones. La gente salió de
sus casas y se dirigió instintivamente al número 1600 de la avenida
Pennsylvania. Ríos de personas se concentraban frente a la Casa Blanca.
Nadie los acarreó. Iban felices. En su mayoría jóvenes de todas las
razas: blancos, negros y amarillos. Anglos e hispanos.

Un muchacho de pelo rizado saca un megáfono y le grita a la multitud:
“Sí se pudo”. La gente lo sigue con este cántico. Lugo cambian la
cantaleta: “No más Bush”. ¿Estará escuchando el presidente? Cuentan que
Lyndon B. Johnson se deprimía mucho al escuchar las protestas en contra
de la guerra en Vietnam que venían de la avenida Pennsylvania y la
plaza Laffayette. Richard Nixon de plano se cruzaba a una oficina sin
ventanas en el Viejo Edificio Ejecutivo para no oírlos. ¿Qué estará
haciendo Bush? ¿Estará espiando por la ventana la euforia que ha
causado la victoria de Obama? ¿Podrá ver la figura de cartón del
afroamericano que baila al ritmo de los tambores?

Una pareja llega a la cita en bata. Ni siquiera tuvieron el tiempo de
vestirse. Escucharon que ganó Obama y salieron corriendo hacia la Casa
Blanca. Por doquier, la gente toma fotos con sus celulares. Sonríen.
Tienen la esperanza de que este país vaya a cambiar. Bailan. Se
abrazan. Gritan como si los Pieles Rojas hubieran ganado el Supertazón.
Give me five, brother, invitan. La euforia es pegajosa. La victoria de
Obama se convierte en catarsis colectiva.

Son las dos de la mañana. Akindele Akinseye, estadunidense de padres
nigerianos, está feliz. “Es una nueva era. Necesitamos un cambio. Obama
es el que va a unir a este país. Con McCain sólo veías caras blancas.
Obama es de todos. Y todos pueden unirse”, me dice con una gran
sonrisa. Efectivamente, en esta manifestación están presentes todos.
Una sociedad diversa.

Me acerco a una pareja. Me comenta que han venido especialmente de
Australia para ver el triunfo de Obama. Hasta los extranjeros tienen
grandes expectativas del afro-americano. Una joven estudiante trae una
camiseta donde Obama se está quitando la camisa y abajo trae un traje
de Superman pero, en lugar de la S emblemática, hay una O. Es
Superobama.

Antoine McGrath esté sentado en una bicicleta con una gran bandera de
las barras y las estrellas. Es originario de California y atravesó todo
el país en bicicleta para llegar a Washington este día. En agosto
estuvo en Denver para la Convención del Partido Demócrata. En cuanto
llegó a Virginia se registró para votar. Huelga decir por quién lo
hizo. Le pregunto qué espera de Obama. “Va a ser un alivio. Este tipo
sí nos va a hablar con honestidad incluso si hay que ir a la guerra.
Quiero que cierre de una vez por todas la prisión en Guantánamo. Es muy
inteligente. Espero que sea más liberal que lo que prometió en campaña,
aunque todos los presidentes tienen limitaciones importantes”. Me
despido y me da la dirección de su sitio de internet donde cuenta la
historia de cómo cruzó Estados Unidos en bicicleta. Ahí están las
fotografías que atestiguan cómo llegó hasta aquí, frente a la Casa
Blanca, en un día memorable. El día en que un hombre de raza negra que
sacudió muchas conciencias se convirtió en el presidente número 44 de
Estados Unidos.

¿Y el 43 qué estará haciendo? ¿Escuchará Bush la algarabía de este
grupo que está alegre porque él ya se regresa a Texas? ¿Podrá W dormir
tranquilamente esta noche?
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty Re: Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ]

Mensaje  Fogony Lun Nov 10, 2008 6:59 pm

Fortalecer al Ejecutivo


Cuando me enteré de la trágica muerte de Juan Camilo Mouriño, lo
primero que pensé fue en el golpe emocional que esto significaría para
Felipe Calderón. A pesar de haber perdido a su entrañable amigo y
principal colaborador, el Presidente salió a dar un discurso donde
demostró mucho liderazgo. Calderón volvió a demostrar que se crece
frente a la adversidad. Pero, una vez pasado el duelo, tendrá que tomar
decisiones importantes. La muerte de Mouriño adelanta un proceso
inevitable para él: planear la segunda parte de su sexenio. Más allá de
la persona que sustituirá al fallecido secretario, Calderón tiene una
extraordinaria oportunidad para hacer dos cambios estructurales que
fortalecerían al Ejecutivo.

1. La relación con el Congreso a Los Pinos

En una democracia presidencial, donde existe una verdadera división de
poderes, la negociación del Ejecutivo con el Legislativo es fundamental
para el éxito de un gobierno, sobre todo si el partido del Presidente
no cuenta con una mayoría en el Congreso, como es el caso en México.
Los estadunidenses, que inventaron la democracia presidencial y que
llevan muchos años ejerciéndola, han entendido que la negociación del
Ejecutivo con el Legislativo se hace desde la Casa Blanca. La realiza
el Chief of Staff apoyado por la Oficina de Asuntos Legislativos.

En México, durante el primer año del gobierno de Calderón, la
negociación con el Legislativo se hizo al estilo estadunidense: desde
Los Pinos. La realizó el entonces jefe de la Oficina de la Presidencia,
Juan Camilo Mouriño. Y funcionó. El Ejecutivo logró la aprobación de
importantes piezas legislativas como las reformas fiscal y de pensiones
del ISSSTE. Cuando Mouriño fue designado titular de Gobernación en
enero pasado, la operación del Ejecutivo con el Legislativo se trasladó
a Bucareli junto con el nuevo secretario.

Alguna vez le pregunté a Mouriño si la negociación con el Congreso
debía hacerse desde la Oficina de la Presidencia o la Secretaría de
Gobernación, que es el organismo facultado para dicha labor y la que
tiene una subsecretaría encargada de ello. La opinión de Mouriño
resultaba invaluable ya que se trataba del único funcionario en la
historia moderna del país que había ocupado ambos cargos. Sin titubear
mucho, el joven político me contestó: es mejor desde Los Pinos (existen
varios testigos que lo escucharon).

Le cuestioné al secretario de Gobernación por qué no, entonces, el
gobierno enviaba dicha operación a la Presidencia. Aunque la idea no le
causaba gracia a Mouriño, quien quería seguir siendo el protagonista de
la negociación con el Congreso desde Gobernación, el funcionario me
reiteró que lo conveniente era que se manejara desde Los Pinos, siempre
y cuando se trasladaran todos los recursos de la subsecretaría de
Enlace Legislativo a la Oficina de la Presidencia. Si no mal recuerdo,
Mouriño me comentó que, sin estos recursos, dicha Oficina no tenía la
infraestructura para tratar eficazmente la relación con el Legislativo.

En la actual coyuntura, el presidente Calderón tiene la oportunidad de
finalmente corregir este asunto y fortalecer, así, al Ejecutivo: que la
relación con el Congreso se maneje desde Los Pinos. Esto implicará el
traslado, como sugería Mouriño, de la Subsecretaría de Enlace
Legislativo a Los Pinos y, por supuesto, el nombramiento de un nuevo
jefe de la Oficina de la Presidencia de más alto perfil que la actual
titular.

2. La Policía Federal a la Secretaría de Gobernación

Mucho se ha escrito de cómo la actual Secretaría de Gobernación es un
organismo del cual se espera mucho pero que no tiene los instrumentos
para actuar eficazmente. Uno de los errores del gobierno de Fox fue
quitarle el mando de la policía federal al haber creado la Secretaría
de Seguridad Pública. Sin policía, Gobernación se quedó sin dientes.

Se trató de uno de esos cambios de moda sexenal que no tienen sentido.
Como cuando la Subsecretaría de Egresos fue separada de la secretaría
de Hacienda para formar la secretaría de Programación y Presupuesto.
Este cambio lo único que hizo fue generar un pleito permanente entre un
ministerio que administraba los ingresos y otro que manejaba los
gastos. Tuvieron que pasar 16 años para que el Ejecutivo corrigiera el
error y regresara al esquema anterior que funcionaba mucho mejor para
la disciplina fiscal.

En la coyuntura actual, Calderón tiene la oportunidad de regresar la
policía federal a Gobernación y hacer, así, una secretaría muy fuerte
dedicada a combatir a los enemigos del Estado mexicano. Un ministerio
cuyo propósito central sea recuperar la legalidad y el orden público en
el país.

Un Estado amenazado necesita órganos centralizados con grandes
capacidades de operación. El esquema actual de “coordinación” de varias
dependencias para combatir al crimen organizado no funciona. Es hora de
centralizar el mando con un secretario de Gobernación que cuente con
una policía federal eficaz y un órgano de inteligencia civil igual o
mejor al que tienen los militares. Evidentemente, esto le daría mucho
poder al secretario de Gobernación quien, para funcionar, tendría que
ser un hombre de Estado no de partido. Un personaje dedicado a proteger
el monopolio legítimo de la fuerza, no alguien que tenga aspiraciones
presidenciales.

Aprobación del Congreso

Para llevar a cabo estos dos cambios estructurales, el Presidente
necesita que el Congreso reforme varias leyes, en particular la
Orgánica de la Administración Pública Federal. En la actual coyuntura,
después del trágico suceso, me cuesta trabajo pensar que la oposición,
sobre todo el PRI, le negaría lo votos al Ejecutivo para llevar a cabo
estos cambios.

Lo ocurrido el martes pasado es muy lamentable. Pero Calderón tiene que
aprovechar esta coyuntura para reforzar estructuralmente su gobierno.
Un mandatario fortalecido es, quizá, uno de los mejores homenajes que
el Presidente pueda ofrendarle a su amigo fallecido.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 11 nov 08

Mensaje  Fogony Mar Nov 11, 2008 7:09 pm

Los primeros convencidos


“Kennedy estaba tratando de llegarle a Castro, pero Castro le llegó
primero a él”. Esto dijo Lyndon B. Johnson al final de su presidencia.
Así lo revela Tim Weiner en su extraordinario libro sobre la historia
de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA. El autor, durante varios
capítulos demuestra cómo John y Robert Kennedy, entonces presidente y
procurador general, trataron de asesinar al líder de la revolución
cubana sin éxito alguno, asociándose en el camino con la mafia
estadunidense. Para Johnson, quien sustituyó a Kennedy cuando éste fue
asesinado, la conexión del homicida, Lee Harvey Oswald, con la embajada
cubana en México resultó clave para pensar que el atentado fue una
conspiración dirigida por Castro. La Comisión Warren que investigó el
asesinato nunca pudo hallar dicho complot. Sin embargo, el presidente
de Estados Unidos estaba convencido de su existencia.

En el caso del fallecimiento de Juan Camilo Mouriño, José Luis Santiago
Vasconcelos y otras seis personas que viajaban en el avión que se
colapsó, el gobierno ha reaccionado bien para informar a la opinión
pública. No ha habido vacíos de información que se llenen con
especulaciones. El secretario de Comunicaciones y Transportes ha
reportado puntualmente todos y cada uno de los descubrimientos. Luis
Téllez ha prometido que la información seguirá fluyendo, lo cual
permitirá establecer si lo ocurrido fue un accidente o un atentado.
Mientras tanto, el presidente Calderón ha sido muy cuidadoso de no
hacer un juicio apurado. No habla ni de accidente ni de atentado. Está,
como debe ser, a la espera de las investigaciones.

Lo que aquí debe de contar son las opiniones de los expertos basados en
la evidencia empírica. Hizo bien el gobierno, en este sentido, en
invitar a peritos estadunidenses y británicos a que investiguen el
asunto y emitan su opinión profesional. Se trata de técnicos del más
alto nivel que no arriesgarán su prestigio personal y el de las
instituciones en las que laboran (de las mejores del mundo) para
encubrir lo que realmente ocurrió el martes pasado.

Aunque el Presidente ha sido cauteloso en no emitir juicios
apresurados, también es cierto que ha mandado señales en las que parece
que las víctimas murieron a consecuencia de la guerra que está librando
el Estado mexicano en contra del crimen organizado. El acto del jueves
en el Campo Marte terminó con el Presidente dándoles a los familiares
de las víctimas las banderas nacionales que cubrían sus féretros. En el
imaginario público esta escena está invariablemente asociada con
soldados muertos en la batalla.

Y en el homenaje que el PAN le organizó a Mouriño el domingo, el
presidente del partido dijo: “Por tu memoria, Juan Camilo, no vamos a
permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños. Por
tu memoria […] el PAN no va a pactar con los delincuentes”. ¿A qué se
refiere Germán Martínez al hacer estas alusiones? ¿Acaso, como en el
tratamiento que se dio a las víctimas del avionazo en el Campo Marte,
no azuzan la idea de un atentado?

En caso de que el avionazo haya sido un atentado, el gobierno debe ser
el primer interesado en anunciarlo. No veo por qué tendría motivos para
encubrirlo. ¿Qué ganaría? ¿No aparecer vulnerable frente a los
culpables? De hecho, resultaría muy arriesgado para el gobierno montar
una operación de encubrimiento que involucraría a instituciones
internacionales.

Ahora bien, en caso de que el avionazo haya sido un accidente, los
primeros que tienen que estar convencidos de esto son el Presidente y
su círculo más cercano. Porque si ellos no creen que lo que hubo fue un
accidente, se abrirá el eterno pozo de las especulaciones. El resultado
será como el asesinato de Kennedy: 45 años después siguen alimentándose
todo tipo de teorías, comenzando con las que pensaba el mismísimo
presidente Johnson.
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Mensaje  Fogony Mar Nov 18, 2008 7:47 pm

El accidente también es un escándalo


Desde el punto de vista noticioso, lo más “sabroso” es opinar que fue
un atentado aunque nada lo sustente. Lo más “anticlimático” es
argumentar que fue un accidente aunque la evidencia empírica así lo
demuestre. ¿Que el secretario de Gobernación, amigo íntimo del
Presidente, quien iba acompañado en el avión de uno de los funcionarios
que combatió valientemente al crimen organizado, murió a consecuencia
de una turbulencia y la impericia de los pilotos? Imposible. Oye, pero
eso es lo que muestra la evidencia empírica, y las hipótesis se
comprueban con evidencia empírica, no con especulaciones de todo tipo.
No seas ingenuo, me reprochan y me ven con ojos de pobre inocente. Si
fuera niño, me acariciarían la cabeza.

Desde el 4 de noviembre, cuando cayó la aeronave de la Secretaría de
Gobernación, el gobierno ha presentado toda la evidencia que va
surgiendo del lamentable suceso. Para apoyar la investigación,
invitaron a expertos de la Gran Bretaña y de Estados Unidos, peritos
que no van a jugarse su prestigio personal y el de las instituciones
para las que trabajan para encubrir un atentado. Yo sí les creo a los
expertos nacionales y extranjeros porque, al igual que cuando estoy
enfermo, recurro a un médico certificado del mejor hospital y no a un
brujo de Catemaco.

Será por una formación —deformación dirían algunos— académica, pero
creo que las hipótesis se comprueban con evidencia empírica. Que los
hechos hablen. Y la evidencia hasta ahora descubierta demuestra que el
avión se cayó por una turbulencia generada por el avión que venía
adelante y la impericia que tuvieron los dos pilotos para controlarla.
Todo indica, además, que los pilotos no tenían la certificación y
capacitación para volar un jet de este tipo. Por desgracia, ellos ya no
están aquí y no pueden defenderse. Las pesquisas son un duro golpe para
su recuerdo. Pero la evidencia parece contundente.

La hipótesis de turbulencia e impericia no está ciento por ciento
comprobada empíricamente, lo cual tardará 11 meses más. De comprobarse,
para los amantes del escándalo, también tendríamos una noticia
escandalosa. Y es que resulta increíble, propio de una república
bananera, que los pilotos del secretario de Gobernación hubieran sido
contratados en una licitación de acuerdo con la Ley de Adquisiciones
que manda que el gobierno contrate los servicios de la empresa privada
más barata.

Es un escándalo que un gobierno se comporte como cuentachiles cuando se
trata de la seguridad de los miembros del gabinete presidencial. Sobre
todo este gobierno que está librando una peligrosa guerra en contra del
crimen organizado. Hoy más que nunca los altos funcionarios deberían de
volar en aviones adquiridos, mantenidos, resguardados y piloteados por
la Fuerza Aérea Mexicana. Como sucede en tierra donde los funcionarios
son custodiados con vehículos y personal del Estado Mayor Presidencial,
lo mismo debería suceder con los viajes en avión.

Pero en México el pozo se tapa cuando el niño ya murió. El secretario
de Comunicaciones y Transportes ahora promete que se regularán las
normas para que los funcionarios viajen de manera más segura. Es un
escándalo que nadie haya visto que a Mouriño y acompañantes los volaban
unos pilotos contratados de la misma manera como se compran las jergas
de la Secretaría de Gobernación. ¿Acaso el encargado de la seguridad
del secretario no había revisado las capacidades de los pilotos que
tripulaban la aeronave del funcionario? ¿No era su responsabilidad? En
estas épocas de guerra, resulta escandaloso que el gobierno no se tome
en serio la seguridad integral de sus principales funcionarios y que
ahora, por eso, haya 14 personas muertas.
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Mensaje  Fogony Miér Nov 19, 2008 5:38 am

Cuando el gobierno rescata empresas


El gobierno de Estados Unidos intervino para rescatar a Bear Stearns,
Washington Mutual, Wachovia, Fannie Mae, Freddie Mac y AIG. En palabras
del secretario del Tesoro, el objetivo fue “estabilizar el sistema
financiero que es integral para la vida cotidiana de los
estadunidenses”. Si estas empresas no hubieran sido rescatadas,
hubieran quebrado como ocurrió con Lehman Brothers. Y este evento fue
el que disparó el pánico en los mercados globales que puso en peligro
el sistema de pagos con consecuencias devastadoras para la economía
real.

Hoy sabemos que fue un error dejar quebrar a Lehman. El gobierno tuvo
que salir con un paquete de 700 mil millones de dólares para evitar la
quiebra masiva del sistema financiero de EU. Henry Paulson dice que el
rescate le heredará a la próxima administración “un sistema bancario
significativamente más estable, donde el fracaso de un banco mayor ya
no constituye una preocupación urgente, y los recursos, autoridad y
programas potenciales disponibles para manejar las necesidades de
capital y liquidez futuras de los proveedores de crédito”. En un
artículo en The New York Times, el secretario del Tesoro se dice
optimista de lo logrado: “Estoy confiado en que tendremos éxito porque
nuestra economía es flexible y fuerte, enraizada en el espíritu
empresarial y la productividad de los estadunidenses”.

La quiebra de Lehman demostró que hay empresas que, por su tamaño, no
pueden quebrar. De permitirlo, debido a las consecuencias que se
generan, la sociedad acaba sufriendo más. El sistema de pagos puede
colapsar y crear una depresión profunda en la economía. Para la
sociedad resulta menos costoso rescatarlas con el dinero del
contribuyente. Pero esta intervención estatal tiene una falla: la
definición de cuáles empresas sí y cuáles no califican para el rescate
¿Es sólo un problema de tamaño? ¿Se justifica en aquellas que, con su
quiebra, generan una externalidad negativa para la sociedad? ¿Quién y
cómo definen la externalidad?

En EU ya se hizo presente la falla. Muchos políticos demócratas,
incluido el presidente electo, quieren que dinero del contribuyente se
inyecte para salvar a los tres productores de automóviles de ese país.
Argumentan que, de no rescatarlas, se perderán miles de trabajos
estadunidenses y se va a generar un problema social mayor.

La verdad es que GM, Ford y Chrysler han perdido competitividad frente
a otras empresas, en particular las japonesas como Toyota y Honda. Uno
de los problemas que enfrentan son los pasivos laborales que tienen.
Cuentan con sindicatos muy poderosos que, a lo largo de los años, han
logrado incrementar sus beneficios. Es una buena noticia para los
trabajadores, pero mala para los dueños del capital que han perdido
hasta la camiseta. Más aún, las automotrices estadunidenses se han
rezagado en la calidad de sus automóviles y del servicio que ofrecen a
sus clientes.

Bien dice George Wills que al rescatar a GM, Ford y Chrysler, el
gobierno estaría creando una competencia injusta en contra de las
empresas japonesas que emplean a 113 mil trabajadores en sus plantas
automotrices en EU. El columnista del Washington Post, defensor del
libre mercado, piensa que lo mejor es que las empresas estadunidenses
se acojan al “capítulo 11” de la ley de quiebras a fin de reestructurar
sus pasivos, incluidos los laborales, y tratar de salir adelante. Pero
los sindicatos, por razones obvias, no quieren reestructuración.
Prefieren un rescate gubernamental tal como ocurrió en el sector
financiero.

El rescate de Paulson era absolutamente necesario para estabilizar el
sistema financiero. Sin embargo, ahora hay que decidir si se extiende
el salvavidas de los contribuyentes a otros sectores productivos.
¿Quién sí y quién no puede quebrar? ¿Cómo decidirlo? He ahí el problema.
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Mensaje  Fogony Vie Nov 21, 2008 2:42 pm

¿Es la deflación una mala noticia?


El miércoles, se anunció que el índice de precios al consumidor en
Estados Unidos retrocedió uno por ciento durante octubre. En agosto,
los precios habían caído 0.4% y en septiembre 0.1 por ciento. Son tres
los meses consecutivos en que los precios han disminuido en EU. Esto,
en principio, podría interpretarse como una buena noticia para los
consumidores. Ahora pueden comprar productos más baratos. Sin embargo,
la noticia hizo que los mercados accionarios volvieran a desplomarse.
El Dow Jones cerró por debajo de los ocho mil puntos por primera vez
desde 2003. ¿Por qué los mercados reaccionaron tan mal?

Porque el fantasma de la deflación ya se hizo presente y esto no le
gusta nada a los mercados y a la mayoría de los economistas. La
deflación se refiere a una “tendencia persistente de declive de precios
e ingresos en un periodo prolongado de tiempo”. Los dos periodos
paradigmáticos de deflación fueron, en primer lugar, la Gran Depresión
de los años treinta donde los precios cayeron entre 20 y 30 por ciento
en varios países y, en segundo, la década de los noventa en Japón
cuando los precios bajaron continuamente varios años. ¿Por qué se
considera perniciosa una caída persistente de los precios?

Cuando los precios caen y caen, la gente, en lugar de comprar más
bienes y servicios, se espera porque sabe que en el futuro podrán
comprar más barato. De esta forma, la demanda de productos se derrumba
y las empresas, presionadas por sacar sus inventarios, cortan más los
precios y reducen la producción. El efecto es terrible: el desempleo se
incrementa y los salarios bajan. Comienza, así, un ciclo de pesimismo
que lo único que retroalimenta es un mayor declive económico.

Además, como bien explica James C. Cooper, la deflación “es
especialmente onerosa para los acreedores. Como los precios están
cayendo, la gente que debe dinero tiene que pagar sus préstamos con
dólares que les comprarían más bienes que los dólares que cuando
pidieron prestado”. El columnista de Business Week ilustra cómo la
deflación incrementa el costo real del crédito. Con el dinero que hoy
recibo de un nuevo préstamo puedo comprar muchos más bienes, pero en el
futuro. Mejor, entonces, no gasto lo que me prestaron o simplemente no
pido préstamos. De esta forma, la política monetaria deja de funcionar
para estimular la economía. La gente, aun con tasas de interés
bajísimas, no pide prestado y, por tanto, no hay manera de provocar un
crecimiento del gasto y la demanda. Con la deflación, la política
monetaria pierde su efectividad.

En un ensayo académico, Michael D. Bordo, John S. Landon-Lane y Angela
Redish argumentan que no todas las deflaciones han sido malas en la
historia. Los economistas estudiaron lo ocurrido en Estados Unidos,
Gran Bretaña y Alemania en las últimas tres décadas del siglo XIX
cuando hubo deflación acompañada de un rápido incremento de la
productividad y crecimiento económico. En aquel periodo, aunque la
deflación tuvo un efecto monetario negativo, también generó un efecto
mayor y positivo en la oferta de productos. Mas una diferencia nos
separa de aquel mundo decimonónico: las tres economías en cuestión
tenían monedas ancladas al oro.

El escenario económico ha cambiado radicalmente en tan sólo unos meses.
En el verano, todo indicaba que EU se estaba acercando a una
estanflación: bajo crecimiento económico con inflación. Entrando el
invierno, estamos hablando de una recesión con deflación. Como todo
fenómeno económico, la deflación genera debates académicos. Sin
embargo, el consenso de los expertos es que se trata de un fenómeno
negativo de raíces fundamentalmente sicológicas: la gente deja de
comprar porque siente que hoy las cosas están muy caras ya que mañana
estarán más baratas. Y este fantasma de la deflación en EU ya se hizo
presente, lo cual es una mala noticia más para el “catarrito” económico
que estamos enfrentando en México.
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Mensaje  Fogony Lun Nov 24, 2008 4:09 pm

Economía: hablar y actuar


Ya están con nosotros los efectos de la recesión económica en Estados
Unidos. Hoy México está exportando menos, está recibiendo menos
inversión extranjera directa y está captando menos divisas de las
remesas, del turismo y de las exportaciones petroleras. Si bien nos va,
el país crecerá menos de uno por ciento el año que entra. Por lo
pronto, la creación de puestos de trabajo está disminuyendo, la tasa de
cambio del peso frente al dólar sigue muy volátil y la Bolsa Mexicana
de Valores no acaba de tocar piso.

La reacción del gobierno

Ante este panorama desolador, el Banco de México está implementando una
política monetaria para disminuir la inflación. Ese es su mandato
constitucional. Se trata de un esfuerzo delicado ya que el Banco no
puede estrangular aún más el crecimiento económico con tasas de interés
altas. Tomando en cuenta la dimensión de la crisis financiera global,
hasta ahora lo ha hecho bien. Como también ha hecho bien al utilizar
las reservas internacionales para sostener la paridad del peso
mexicano. Afortunadamente, el Banxico tiene muchas fichas para hacerlo:
80 mil millones de dólares en reservas más 30 mil millones de un
crédito que tiene disponible.

Por su parte, el gobierno federal ha implementado una política fiscal
contracíclica. En 2009 incrementará de manera sustancial el gasto
público en infraestructura a fin de estimular la economía y crear
empleos. Además, el gobierno ha tratado de propagar un mensaje
optimista con respecto a la situación actual. Aunque ha reconocido la
gravedad del problema internacional, insiste en que México tiene las
condiciones para capotear el huracán global.

Hablar con la verdad

Entiendo que, en esta coyuntura, una de las funciones del gobierno es
inyectar optimismo a los factores económicos. Sin embargo, me parece
que ha llegado la hora de que el gobierno le hable a los mexicanos con
más realismo. EU está en el proceso de tener una pulmonía económica. No
tiene sentido seguir hablando de que México sólo se contagiará con una
gripa. La situación es muy grave en el vecino del norte. Nosotros
estamos integrados económicamente a ellos. Si les da una pulmonía,
también nosotros vamos a tenerla. No nos engañemos.

No se trata de ser pesimista, sino realista. El gobierno tiene la
responsabilidad de informar y educar al público de lo que viene. Mejor
estar enterado de que habrá tiempos de vacas muy flacas que estar
esperando, en vano, que las vacas estén un poco más gorditas. En suma,
ha llegado el momento en que el gobierno hable con la verdad, aunque
ésta sea dolorosa.

Atraer capital

Los países que saldrán más rápido de la crisis global serán aquellos
que atraigan al capital mundial. Más allá de la política fiscal
contracíclica, el gobierno tiene que promover una serie de reformas
estructurales con el fin de hacer de México un destino más atractivo
para los inversionistas globales. Durante muchos lustros hemos pateado
hacia el futuro reformas que podrían hacer crecer más nuestra economía.

Es cierto: no ha habido las condiciones políticas con el objetivo de
llevarlas a cabo. Sin embargo, la actual crisis abre una oportunidad. A
ningún partido político, con la posible excepción del lopezobradorismo
más radical, le conviene que haya una crisis económica profunda que
genere un descontento social difícil de controlar. A la vida
institucional del país le conviene el crecimiento económico. Por eso,
más allá de diferencias ideológicas, los partidos deben encontrar una
agenda de reformas para elevar la competitividad del país, atraer la
inversión y generar empleos. El gobierno no puede apostar a que la
recuperación se dará por el gasto público en infraestructura. También
tiene que apostarle a que el sector privado, nacional y extranjero,
invierta en condiciones favorables en México.

Proteger a los más vulnerables

En el corto plazo, a fin de evitar el descontento de la población que
pueda convertirse en un turbulento movimiento social, el gobierno debe
incrementar el gasto para combatir la pobreza y, más importante aún,
generar programas de empleos temporales. Nada es peor para un individuo
que perder su trabajo. A ellos se les debe poner una red de seguridad
para que no caigan al vacío y que, desesperados, comiencen a delinquir
o a escuchar el canto de las sirenas revolucionarias. Por desgracia, en
México no hay un seguro de desempleo. De ahí la necesidad de construir
programas de empleos temporales para que los desempleados tengan una
opción.

Acercarse a Estados Unidos

Finalmente, esta coyuntura le abre la oportunidad a México de acercarse
a Estados Unidos. Quiérase o no, el destino de los dos vecinos está
íntimamente vinculado. La llegada de Obama a la Casa Blanca es una
extraordinaria ocasión para darle un nuevo giro positivo a la relación
de los dos países. El gobierno mexicano debe acercarse a Washington a
buscar una solución regional para resolver la crisis actual. México
tiene que ser pro activo, no reactivo a lo que se decida en EU. No es
momento de enconcharnos o escondernos tras la retórica barata del
“latinoamericanismo”. La prioridad de la política exterior debe ser
atender la relación con EU, sobre todo en su vertiente económica.

Lo que está en juego

En los próximos dos años, la prioridad del gobierno debe ser proteger y
reactivar la economía. Todo lo demás debe pasar a un segundo plano. Y
la resolución de este asunto no sólo compete al Ejecutivo sino a la
clase política entera. En estos delicadísimos momentos, los políticos
no pueden jugar con el fuego económico porque, si lo hacen, todos se
pueden quemar. Que hablen claro, aunque duela la verdad. Que actúen
rápido, a pesar de sus eternas diferencias. No es poco lo que está en
juego: es el crecimiento económico y con ello la paz social.
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Mensaje  Fogony Vie Nov 28, 2008 9:15 am

Intolerancia religiosa


En 2001, en el poblado de San Nicolás, Hidalgo, la mayoría de religión
católica le exigió a toda la población que pagaran las cuotas o
realizaran los trabajos comunitarios para las fiestas religiosas. La
minoría de religión evangelista, que no cree en este tipo de
festividades, se negó a hacerlo. Ante esta negativa, y bajo el
argumento de que todos deben obedecer los usos y costumbres de la
comunidad, los católicos le cortaron el servicio de agua potable a los
evangelistas. También amenazaron con expulsarlos del pueblo. Al final,
las autoridades gubernamentales tuvieron que intervenir para calmar los
ánimos y evitar un enfrentamiento mayor entre los dos grupos. Se
negoció un acuerdo donde los evangélicos colaborarían “en las labores
comunitarias, a fin de garantizar la paz en el pueblo”.

Siete años después, otra vez en San Nicolás, una asamblea de católicos
ha prohibido la sepultura de evangélicos en el panteón del pueblo. De
acuerdo con Noé Gerardo Nicolás Guerrero, uno de los líderes católicos,
los evangélicos presuntamente violaron el acuerdo que habían
establecido con la comunidad: son un “ejemplo negativo en la localidad,
pues refugiándose en sus creencias se niegan a colaborar en las tareas
comunitarias como la organización de la fiesta patronal”. Además, el
líder informó que la construcción de un templo evangélico está
condicionada a la aprobación de la asamblea comunal dominada por los
católicos. La obra, mientras tanto, está detenida.

Los católicos impedirán las inhumaciones de los evangélicos en la
medida en que éstos no cooperen para las fiestas. Aunque no deberían
estar obligados a cooperar con una festividad en la que no creen,
Roberto Barquera Joaquín, dirigente evangélico en la zona, rechaza “que
su grupo religioso se niegue a colaborar en los trabajos de la
comunidad”. El líder dice que existe una persecución en contra de la
minoría que sólo quiere hacer valer “lo que por Constitución tenemos
derecho, a profesar la religión que queramos”.

Tienen razón los evangélicos. Para empezar ellos no tendrían por qué
colaborar en fiestas de santos en los que no creen. Ni con trabajos
físicos ni con pagos en efectivo. Además, los católicos tienen la
obligación de respetar sus creencias y la libertad de religión
consagrada en la Constitución. De ninguna forma puede justificarse que
un mexicano que profesa una religión minoritaria no pueda ser enterrado
en un panteón que, de acuerdo con el artículo 115 constitucional, está
a cargo de autoridades civiles municipales.

En San Nicolás, Hidalgo, geográficamente muy cerca de la Ciudad de
México, capital de la República, hay un vergonzoso caso de intolerancia
religiosa propia de la Edad Media no del siglo XXI. Desde hace ya mucho
tiempo, una mayoría tiránica no respeta los derechos de la minoría bajo
un argumento absurdo de usos y costumbres.

El asunto merece una condena de todos aquellos que creen en la libertad
religiosa y en los valores del pluralismo y la tolerancia. Y más allá
de la condena, exige acciones concretas, contundentes y sin
ambigüedades. Los gobiernos estatal y federal deben intervenir para
hacer cumplir los derechos de las minorías consagrados en la
Constitución y así evitar su discriminación. Los partidos deben
destituir a todos aquellos líderes que estén involucrados en estas
actitudes de intolerancia. La Iglesia católica debe intervenir para
atemperar los ánimos de sus feligreses y hacer realidad los mensajes de
conciliación y tolerancia de Juan Pablo II. Como dijo este Papa tan
querido en México: “Sólo en la mutua aceptación del otro, en el
consiguiente respeto mutuo, hecho más profundo por el amor, reside el
secreto de una humanidad finalmente reconciliada”. Ojalá los católicos
de San Nicolás así lo entiendan y finalmente se reconcilien con sus
vecinos evangelistas.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty Re: Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ]

Mensaje  Fogony Mar Dic 02, 2008 7:49 am

Dos años de Calderón, 72 de Keynes


Calderón celebró sus dos primeros años en el poder. En Palacio Nacional
ofreció un recuento del primer tercio de su administración. El
Presidente se vio satisfecho y confiado. El discurso fue largo, a ratos
farragoso. Al parecer, la brevedad no se les da a los políticos
mexicanos. En lugar de decir que este año se construyeron más
carreteras que en cualquier otro, mencionó todas y cada una de las
obras construidas. Tantos detalles aburren y la sustancia se diluye.

Hacia adelante, quedó claro que habrá dos prioridades para el gobierno
calderonista: la guerra en contra del crimen organizado y la defensa de
la economía ante la crisis internacional. Sigo pensando que, de estas
dos prioridades, la más importante es la económica. En esta materia nos
acercamos a tiempos infaustos y me preocupa ver al Presidente con un
discurso que sigue siendo optimista. Entiendo que Calderón no puede ser
una fuente más de pesimismo en la actual coyuntura. Pero el optimismo
no debe estar peleado con el realismo. Creo que ha llegado el momento
de que el Presidente reconozca lo dura que será la recesión
estadunidense para México. Ya no alcanza decir que vamos a capotear
bien el huracán porque no sabemos de qué tamaño será el huracán y
cuánto durará.

Cómo va enfrentar el gobierno al huracán

El Presidente mencionó los elementos que permitirán a México salir
adelante de la actual crisis internacional. En primer lugar, la
fortaleza que existe en las finanzas públicas nacionales. En este punto
no hay nada que criticarle a Calderón. Es cierto que la salud en las
cuentas públicas ha evitado una corrida en contra del peso mexicano
como hubiera ocurrido en el pasado. En segundo término, Calderón
presumió las reformas que se han hecho durante su sexenio como la del
ISSSTE, la fiscal y la de Pemex, las cuales, según él, fortalecerán las
bases económicas del país. En este rubro el mandatario es optimista ya
que, si bien las reformas mandaron el mensaje de que es posible la
cooperación del Ejecutivo con el Legislativo, su dimensión deja mucho
que desear. No queda claro, por ejemplo, que la reforma de Pemex vaya a
hacer de México “una potencia petrolera” como dijo Calderón en su
discurso. Tampoco queda claro que las reformas harán de México un
destino atractivo para la inversión como también lo afirmó el
mandatario.

Desde el punto de vista económico, la pieza más importante del discurso
de Calderón fue la promesa de gastar mucho dinero público en
infraestructura. La famosa política fiscal contra-cíclica. El
Presidente, como los demás gobernantes del mundo, ha desenterrado a
John Maynard Keynes. Calderón dijo que si los motores externos de
crecimiento económico se han apagado, en particular el de Estados
Unidos, es hora de prender los internos con un gasto público activo:
590 mil millones de pesos que se dedicarán a construir carreteras,
puertos, viviendas, mejorías en las escuelas, etcétera. Es la apuesta
más importante del gobierno: que el Estado, en el corto plazo, salve a
la economía.

Los límites del keynesianismo

Pero, en la borrachera keynesiana que está comenzando, hay que tener en
claro las posibles consecuencias de la cruda keynesiana. Hace 72 años,
Keynes publicó la Teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero que sentó la idea de que programas de largo plazo de inversiones
públicas son los que pueden generar el pleno empleo. Pero el economista
inglés, al final de su vida, alertó sobre los peligros de esta solución
si se hacía de manera improvisada. En una carta de 1943 advirtió: “Es
verdad que un volumen fluctuante de obras públicas de manera
precipitada es una forma torpe de cura y no muy probable de ser exitosa
por completo”.

A la par de un gasto público activo, Keynes proponía que las tasas de
interés fueran bajas. En este flanco, en el del manejo de la política
monetaria, su teoría fue donde quizá recibió más críticas. A partir de
los trabajos de Milton Friedman, la llamada escuela monetarista
demostró que los “efectos fiscales en la demanda agregada son pequeños
por la poca flexibilidad de la demanda monetaria. Los préstamos
gubernamentales desplazan los préstamos privados y el gasto asociado,
de tal suerte que los déficits gubernamentales tienen un efecto neto
pequeño en la demanda agregada”. El gobierno, con su gasto activo,
acaba desplazando a la inversión privada y la supuesta política fiscal
contracíclica tiene poca efectividad. La disputa entre keynesianos y
monetaristas sigue presente. Hoy llena estantes enteros en las
bibliotecas de economía.

Otra crítica al keynesianismo fue la de Friedrich von Hayek. El
economista austriaco, defensor del libre mercado, veía en el
keynesianismo como un virus del socialismo que podría terminar con
abusos propios del totalitarismo comunista. Para Von Hayek, “lo que
comienza como arreglos gubernamentales temporales se convierte en
programas permanentes en expansión, lo cual sofoca al sector privado y
la sociedad civil”.

Desde los años 70, la teoría keynesiana fue archivada debido al gran
déficit en el que habían incurrido los países debilitando las fuerzas
del mercado y el crecimiento económico. Los críticos de Keynes fueron
escuchados por gobernantes como Margaret Thatcher y Ronald Reagan. Pero
hoy, después de la última crisis financiera mundial que evidenció
fallas importantes del mercado, el péndulo económico ha regresado al
keynesianismo. John Maynard ha sido desenterrado y, para enfrentar la
crisis, los estados, incluido México, van a seguir su receta: invertir
grandes cantidades de dinero para reactivar el empleo, aunque esto
signifique, por primera vez en mucho tiempo, que el gobierno mexicano
incurra en déficits presupuestales.

El domingo, en Palacio Nacional, Calderón sentó las bases del segundo
tercio de su gobierno. Y en materia económica el espíritu de Keynes fue
lo más conspicuo de su propuesta.
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Juegos de Poder [ Leo Zuckermann ] Empty 2 dic

Mensaje  Fogony Mar Dic 02, 2008 7:50 am

Malas noticias


Todo el mundo lo sabía, pero ayer se hizo oficial. El Buró Nacional de
Investigación Económica anunció que Estados Unidos está en recesión. La
noticia hizo que el Índice Dow Jones cayera 7.7% el lunes. La recesión,
por supuesto, significa una caída en la producción, los empleos y los
salarios. De acuerdo con The New York Times, el secretario del Tesoro,
Henry Paulson, reconoció que “el viaje hacia adelante continuará siendo
difícil”, aunque se mostró confiado en “que estamos persiguiendo la
estrategia correcta para estabilizar el sistema financiero y apoyar el
flujo crediticio en nuestra economía”.

Según el mismo rotativo, el presidente de la Reserva Federal se mostró
también sombrío: “La duración de esta agitación financiera es difícil
de juzgar pero incluso si el funcionamiento de los mercados financieros
sigue mejorando, las condiciones económicas probablemente permanecerán
débiles por un tiempo”. Ben Bernanke no se tocó el corazón y afirmó
“que se acumularán las pérdidas de empleos, que la confianza del
consumidor seguirá debilitándose y que el crédito continuará faltando,
todo lo cual deprimirá el gasto en consumo que tradicionalmente es el
motor de crecimiento de la economía estadunidense”.

Otra mala noticia: ayer se anunció en Estados Unidos que “la industria
manufacturera sufrió el peor mes desde 1982”. Al respecto, el
especialista Ian Shepherdson dijo: “Las manufacturas están en caída
libre con la producción colapsando; no vemos un prospecto de mejoría en
el futuro cercano”.

En México ayer se anunció también otra mala noticia. El Indicador
Global de la Actividad Económica (IGAE), que adelanta la medición del
Producto Interno Bruto, “disminuyó 0.3% en septiembre con respecto al
mes de agosto, con lo que registra la segunda variación negativa de
manera consecutiva en cifras ajustadas”. La economía mexicana está
decreciendo, sobre todo su sector industrial.

Las malas noticias pululan por todos lados. Hay tensiones crecientes
entre la India y Pakistán, dos potencias nucleares, por los atentados
terroristas en Bombay. En la provincia china de Guandong existe
descontento social por el cierre de algunas maquiladoras. En Rusia,
país que creció económicamente gracias a los altos precios del
petróleo, comienza a haber dudas sobre los efectos que tendrá la
desaceleración económica por la caída estrepitosa de los precios de los
hidrocarburos.

Con estas noticias, no es gratuito que los mercados bursátiles
mundiales estén en caída libre. A pesar de la pésima situación
económica en Estados Unidos, los inversionistas siguen comprando
dólares para guardarlos en bonos del Tesoro de ese país que hoy tienen
tasa de interés negativa, es decir, la gente le está pagando a
Washington por guardar su dinero. No es que los inversionistas sean
tontos. Simplemente tienen miedo de que la recesión estadunidense, que
ya se extendió a Europa, vaya a ser profunda y prolongada, por lo que
sólo queda guardar el dinero en el instrumento que se considera tiene
el menor riesgo financiero de todos, es decir, los bonos de EU que
nunca han dejado de pagar sus rendimientos.

El panorama mundial es desolador. México ya sufre los efectos negativos
de la economía global, sobre todo por la vinculación estrecha que
existe con EU. En esta coyuntura, es natural que el gobierno inyecte
optimismo a la población. Pero también tiene que ser responsable y
educar al público de que vienen tiempos difíciles. Recomendar cómo una
familia puede protegerse ante el embate económico.

El gobierno necesita una estrategia de comunicación pro activa para que
los mexicanos vayan digiriendo y entendiendo las malas noticias que se
acumularán cotidianamente. Hay que preparar a la gente para que sepa
que la crisis económica mundial no es un asunto teórico que se lee en
los periódicos sino que afectará el bolsillo de sus familiares. Y es
mejor que lo escuchen del gobierno que de sus opositores.
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Mensaje  Fogony Jue Dic 04, 2008 5:04 pm

Argumentos en contra de la pena de muerte I


Humberto Moreira, gobernador de Coahuila, sabe leer bien las encuestas.
La gente está preocupada y enojada por el aumento de la criminalidad.
Se siente amenazada y agraviada por delitos como el secuestro y el
homicidio. Quiere soluciones rápidas y piensa que la pena capital para
los secuestradores podría ser una de ellas. Por eso, la legislatura de
Coahuila, con el evidente apoyo del gobernador, envió al Congreso
federal una iniciativa de reforma a la Constitución para restaurar en
México la pena de muerte. Esto con el fin de aplicarla en Coahuila a
los secuestradores que asesinen a sus víctimas.

Esta decisión ha puesto sobre la mesa el tema de la pena capital.
Considero que este asunto, lejos de desecharlo de un plumazo aduciendo
que es inconstitucional o inmoral, debe debatirse con mucha seriedad.
Al fin y al cabo, la mayoría de los mexicanos está a favor de ella. La
Encuesta Nacional de Parametría de febrero de 2008 “muestra que los
delitos para los que la población cree que la pena de muerte debe ser
aplicada son los secuestros (60%), homicidios (64%) y violaciones
(68%)”. No sorprende, entonces, que haya políticos que prometan la
reinstauración de la pena de muerte. Ven en ello una oportunidad
electoral de quedar bien con la mayoría de la población. Por ello
quienes estamos en contra de la pena capital debemos debatir y
convencer a aquellos que sí creen que podría ser una solución a los
altos niveles de criminalidad existentes en el país.

Es en este sentido que a continuación presento algunos argumentos en
contra de la pena de muerte. No son de carácter jurídico, religioso o
ético. Tienen que ver, estrictamente, con la efectividad real de esta
pena para bajar los índices delictivos, sobre todo en aquellos que
agravian más a la sociedad como son el secuestro y el homicidio.

La evidencia empírica demuestra que la pena de muerte no intimida a los
criminales. Si así fuera, en los lugares donde existe, habría menos
delitos que en los sitios donde está prohibida. De hecho, ocurre lo
contrario.

En 1976 se restituyó la pena capital en Estados Unidos. Las ejecuciones
de criminales pasaron de cero a un poco menos de 60 por año en 1996. Y
la tasa anual de homicidios por 100 mil habitantes no cambió en esos 20
años. En ese país, en 2004, la media anual de asesinatos en estados
donde existe la pena de muerte era de 5.71 por 100 mil habitantes,
mientras que, en estados libres de la pena capital, el porcentaje era
tan sólo de 4.02 por 100 mil habitantes. En 2007, el promedio anual de
asesinatos donde existía la pena capital era de 5.5 por 100 mil
habitantes mientras que en las entidades donde no existe la pena de
muerte había caído a 3.3, de acuerdo con el Death Penalty Information
Center.

En Canadá, según datos de la secretaria general de Amnistía
Internacional, “en 2003, 27 años después de la abolición de la pena de
muerte, el índice de asesinatos había caído 44% desde los niveles de
1975 (antes de que se suprimiese la pena capital)”. De acuerdo con un
reporte del Consejo Europeo, “en Lituania ningún criminal ha sido
ejecutado desde 1996 y el número de asesinatos ha caído
consistentemente. En Georgia la pena capital fue abolida en 1997 y
desde entonces ha habido un declive impresionante en el número de
homicidios intencionales”. Finalmente, un estudio de las Naciones
Unidas de 1998 no deja dudas al respecto: “No hay pruebas científicas
de que las ejecuciones tienen un efecto disuasivo más que la cadena
perpetua”.

En suma, la evidencia de distintos países demuestra la ineficacia de la
pena de muerte: no sirve como elemento disuasivo para los criminales
potenciales. Este es un primer argumento en contra de este castigo.
Pero hay más. Mañana, en este mismo espacio, los presentaré.
Fogony
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